Yo : Y bien heme aquí otra vez.
Dios : Así veo.
Yo : En realidad no me fue muy bien en ese juicio tuyo.
Dios : No era mi juicio, era el tuyo.
Yo : Como sea, Se me acusó de cosas que yo nunca hice y cosas que nunca haría.
Dios : La omisión es un pecado , lo sabes.
Yo : Y si no lo supiera ,¿se me habrían achacado igual?
Dios : Te contaré que acá hay un hombre al cual se le acusaba de asesinar a una mujer...
Yo : ¡A su esposa!
Dios : No. Era un nativo de un pueblo casi olvidado en el África central. Mató a una supuesta hechicera que, según él, había conjurado a su mujer.
Yo : Le fue con chismes a su mujer de que andaba con alguna aldeana...sí , este mundo está lleno de hechiceras.
Dios : No. El asunto es que la bruja de su tribu le dijo que la única forma de salvar a su mujer enferma era matando a la hechicera , que era otra mujer que vivía en la aldea vecina.
Yo : ¿Y era tan así?
Dios : ... La bruja no ha llegado por acá aún.
Yo : Ya. ¿y que tiene que ver eso conmigo?
Dios : El hombre no sabía quien era Dios ni que era el pecado, para el estaba bien hacer como la bruja le había dicho, no vio nada malo en ello.
Yo : Y se echó a la hechicerita...
Dios : ¿Como lo juzgarías tú?
Yo : ¿La hechicera le había echado el mal de ojo o era puro cuento?
Dios : ¿Eso hace alguna diferencia?
Yo : No sé ,pero me mata la duda.
Dios : Ya estás muerto.
Yo : Sí, ya lo sé, no tienes que recordármelo. Además todavía creo que podrías haberme avisado antes...pero en fin.
Dios : Y bien, ¿ cómo lo juzgarías?
Yo : Bueno, a ver... No le podemos achacar tu “ley divina”, por que no la conocía y como no la conocía ni te conocía a ti , pero yo sí ,yo me la tengo que mamar y él no.
Ok. Caso cerrado , que pase el siguiente...
Dios : ¿Ese es tu juicio?
Yo : y a mi que me importa ,ése es problema tuyo no mío, yo ya tengo mis problemas.
Dios : Tú no tienes problemas.
Yo : Sí ,sí, sí...
Dios : Y bien, entonces , si me permites...
Yo : ¿Espera ,Y que pasó con el hombrecillo ese?
Dios : Creí que no te importaba...
Yo : Bueno no, pero siempre nos hace sentirnos bien el saber que existen personas que están más jodidas que uno, por eso el éxito de los noticieros.
Dios : Se le juzgó en relación a su propia ley.
Yo : ¿Y que ley es esa?
Dios : Pues la de él.
Yo : ¿Y a que se refería esa ley?
Dios : Pues como toda ley , a lo que debía o no hacer.
Yo : Ahhhh. Tú hablas de su conciencia
Dios : No , la conciencia te dice que está bien o no, no te obliga a hacer nada.
Yo : Ah claro, si fuera así entonces júzgame a mí por la mía. Me habría ido mejor en el juicio ese.
Dios : Se te juzgó por ella y se fue bastante condescendiente déjame decirte.
Yo : Así, pues que paso con eso de la misericordia y todo el discurso ese.
Dios : Te diré algo de la ley de cada uno.
Yo : a ver...
Dios : En cierto lugar y cierto tiempo, se cayo una avioneta en los amazonas.
Yo : Pero tú no tuviste nada que ver en eso, claro...
Dios : La única sobreviviente fue una joven mujer. Y fue encontrada por unos aborígenes ,unos caníbales. Nunca habían visto al hombre blanco antes, así que se sintieron desconcertados al verla. Sin embargo , vieron que estaba gravemente herida; con hierbas y cuidados la sanaron. Al cabo de unas semanas ya estaba bien. Luego los aborígenes le indicaron el camino a una carretera donde podría llegar a su “aldea”.
–Que Dios los bendiga- ,Les dijo al irse, pero ellos no sabían a que se refería aunque sí entendieron las palabras mal pronunciadas en su primitiva lengua .
Yo : Que bonita historia.
Dios : No ha terminado.
Yo : Ah.
Dios : Después de que ésta joven mujer dejó la tribu y se enfiló hacia la carretera , habiendo caminado varios kilómetros ya , se encontró con unos trabajadores forestales. Estaban talando el bosque para ampliar la mencionada carretera.
Se sintió aliviada de encontrar algo de Civilización y corrió a preguntarles como salir de la selva. Pero los hombres al verla , la atacaron, golpearon y violaron.
Ella les rogó, en nombre de Dios, que no lo hicieran. Pero ellos sólo se reían mientras la atacaban.
Yo : Qué mundo...
Dios : ¿Te pregunto ,es necesaria otra justicia, que no sea la sus corazones , para juzgar a los aborígenes y a los leñadores?
Yo : Ya te estoy entendiendo.
Dios : Para eso estás aquí.
Continuará...
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