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Durante el año 55 de la segunda luna creciente (año 10 antes del imperio) los ataques de los salvajes se intensificaron de manera alarmante. Para detenerlos, el rey Nesorth se vio obligado a pedir la ayuda del reino vecino, Kentar. Se formó una alianza poderosa que derrotó a los invasores, y a demás hizo su aparición un personaje notable; Frey un joven general del ejército Kentariense. Sin embargo, la amenaza de los salvajes no desapareció, por lo que Frey y sus guerreros se instalaron en la frontera oriental del reino de Nesorth. La popularidad del joven general aumentaba día a día, su fama de guerrero invencible lo convirtió en un héroe y causó la admiración de sus compañeros y la idolatría de los más jóvenes. A demás, las mujeres, tanto plebeyas como de la realeza, enloquecían de amor por el valiente y audaz Frey. Por otro lado, los nobles del reino incluyendo al mismo Rey, veían en el general un importante aliado. Nesorth se sentía humillado por necesitar la ayuda del rey de kentar, pero si Frey y sus ejércitos se aliaban a los del rey, entonces existía la posibilidad de subyugar a Kentar y crear un gran imperio. Pero para eso era necesario contar con el apoyo incondicional de Frey, y para Nesorth solo existía una manera de que el general Kentariense accediera a cooperar; lo convertiría en príncipe y heredero al trono de su reino, casándolo con su hija de 14 años, la princesa Anghye. El plan de Nesorth sería perfecto de no ser por un inconveniente, su hijo el príncipe Nohirt. Es en este marco que da inicio una historia que marcara el destino de miles y decidirá el futuro del mundo.

Capitulo 2

En las habitaciones de la princesa reinaba el silencio, la oscuridad lo cubría todo, de pronto, la puerta se abrió y una sombra se introdujo sin hacer el menor ruido, se deslizó hasta la cama en donde la hermosa Anghye dormía y sin perder tiempo se acostó a su lado. Los brazos del muchacho rodearon el delicado cuerpo de la niña, sus manos se deslizaron primero por los pequeños pechos de la princesa y luego por las piernas, con las puntas de los dedos comenzó a levantar el camisón de seda, única prenda que cubría el divino cuerpo de la niña. La respiración del joven se escuchaba agitada, sus manos temblaban por la emoción, el palpitar de su corazón se aceleraba, por fin su sueño se haría realidad, pero entonces escuchó una suave risa, Anghye había estado despierta desde el principio.

Así que otra vez estas aquí, querido primo –dijo la princesa al tiempo que daba vuelta para colocarse de frente a Nardo. –No puedo creer que a tu edad, busques placer en el cuerpo de una niña.

Tienes 14 años, ya no eres una niña, tu cuerpo tiene el aroma de una mujer, un delicioso aroma que me cautiva –Nardo se acercó a la princesa he intento besarla pero ella se alejo –a demás yo solo soy 6 años mayor que tú; no hay gran diferencia.

Si mi padre se entera de que has entrado a mi habitación dos veces y que intentaste violarme, te aseguro que habrá una gran diferencia entre nosotros, primo, ya que mi cabeza seguirá sobre mis hombros mientras que la tuya estará en una estaca sirviendo de alimento a los buitres.

Las palabras de Anghye perturbaron a Nardo quien sin decir nada salió de la habitación mientras que la princesa durmió placidamente el resto de la noche.

Al día siguiente la niña monto su yegua y salio a dar una vuelta por los alrededores del palacio, o al menos eso es lo que normalmente le decía a su padre, en realidad la princesa disfrutaba mucho de ir a un hermoso río al sur del castillo donde nadaba por horas hasta que se aburría y decidía regresar a su hogar. Ese día como de costumbre se dirigió al río, ató su yegua a un árbol, se despojo de su ropa y entro al agua completamente desnuda. Después de mucho nadar se sintió cansada y decidió salir del río, pero vio a un hombre de muy mal aspecto en la orilla, por un momento Anghye dudó pero siguió avanzando hasta que el agua solo llegaba a cubrir sus rodillas. El hombre la devoraba con su mirada, sus ojos reflejaban tanta lujuria y perversión que resultaba repugnante, pero la princesa no se dejo intimidar, no era la primera vez que se topaba con basura de esa clase.

Por si no lo sabes yo soy la hija del rey Nesorth y la prometida del general Frey, así que será mejor que te largues si no quieres recibir un terrible castigo por tu insolencia.

Una carcajada fue la respuesta a las palabras de Anghye, lo cual perturbo a la niña. Normalmente al pronunciar el nombre del rey y aún mas el de Frey provocaba el miedo en cualquier vagabundo, ladrón o violador, pero por alguna razón esta vez no dio resultado.

Existe un nuevo rey en estas tierras –dijo el hombre –un rey que no teme enfrentar sus batallas y que les arrancara el corazón a tu padre y a tu prometido. El me ha dado una orden y por eso estoy aquí, para cumplir con mi misión y no puedo decir que me desagrade hacerlo.

Ante la mirada incrédula de la niña, el hombre se quito la ropa y se dirigió hacia ella, pero Anghye no intento huir, conservaba la arrogancia de una princesa, y se mantuvo firme. Entonces, cuando el violador estaba a punto de tocarla, se escuchó silbar el aire y un instante después el hombre estaba tirado y su asquerosa sangre corrompía las cristalinas aguas del río. Había una flecha clavada en su espalda justo a la altura del corazón. La princesa, observó en todas direcciones buscando a su salvador hasta que dirigió su mirada a la copa del árbol al que había atado su yegua, y para su sorpresa un joven muchacho, por no decir un niño pues no parecía ser mayor que Anghye, salió de su escondite y bajo de un salto.

Cuanto tiempo llevabas allá arriba –preguntó con desden la princesa, mientras salía del río. Al parecer ya había olvidado que intentaron violarla y a demás que continuaba desnuda.

Deberías vestirte –dijo el muchacho sin poder ocultar su timidez mientras procuraba no verla.

Pero cuanta hipocresía –la princesa comenzó a vestirse mientras continuaba su arrogante discurso –después de que me espiaste durante tanto tiempo ahora finges ser un buen niño, no eres mejor que la basura que esta en el río.

La verdad es que te vi mientras nadabas pero por la distancia y el reflejo del agua no me es posible ver… ver lo que no debo. –el joven se sonrojo y desvió su vista hacia el suelo.

Pero cuando entro y salgo del agua, entonces me puedes ver muy bien. –las palabras de Anghye llevaban a la vez despreció y malicia, la situación le resultaba muy divertida.

¡No es así! yo siempre procuro ver hacia otro lado cuando no estas dentro del agua.

¡Siempre procuras ver hacia otro lado! eso significa que esta no es la primera vez que me espías –al decir estas palabras la princesa no pudo evitar sonreír un instante, pero después volvió ese rostro acusador. Mientras que el rostro del pobre muchacho se puso completamente rojo.

La princesa terminó de vestirse, desato su yegua y sin dar la menor señal de agradecimiento se fue ante la vista desconcertada del joven desconocido.

Adiós mi princesa –fue lo último que el muchacho dijo antes de subir nuevamente a la copa del árbol.

Texto agregado el 19-04-2006, y leído por 213 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
11-07-2006 Menuda la niña! La arrogancia es su pilar, puede ser una virtud o una maldición... Me ha gustado muchísimo el personaje del joven salvador, un contrapunto ante semejante tempestad. Un abrazo. Sigo Ikalinen
30-04-2006 Dale, dale... voy al III!!! elnegropablo
28-04-2006 :o SIGO A LA ULTIMA PAGINA5* GEHENA
19-04-2006 Estoy de acuerdo con psikotika... te leemos. jovauri
19-04-2006 Kada vez esta historia se pone màs interesante. Sos un excelente narrador =) psikotika
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