A don Cristóbal lo conocían por ser un borracho de tiempo completo. Tenía una finca al lado de los papas de Darío, por lo cuáles, estas dos familias se hicieron amigas.
Don Cristóbal, tenía una esposa, llamada Teresa, que era más joven que él. Por esta razón, Don Cristóbal, la celaba mucho y llegó al extremo de encerrarla en el baño, cuando llegaba cualquier persona, sobre todo, sí se trataba de un varón. Las veces que Don Cristóbal, la encontraba, hablando con cualquier señor, la castigaba, encerrándola como sí fuera una prisionera y después, todo borracho, la maltrataba y le pegaba.
Así mismo, cuentan que, la pobre señora, que parecía una santa, nunca se vengó, ni rechazo a su marido. Es cosa de pensar la actitud de este analfabeta, borrachín y mal educado. Solo sé, que todo el mundo odiaba a don Cristóbal, por dicha costumbre. En mi país, es todavía normal ver casos así, aunque, las mujeres son seres, la mayoría, rebajadas a extremos vergonzosos. Desde 1958, el voto popular se le concedió a la mujer, pero, este caso que les estoy narrando, demuestra la desigualdad que existe en la práctica entre los hombres y las mujeres, como sí ellas fueran un objeto. Creo que, aunque yo no soy casado, nunca llegaría a irrespetar de esa forma a una mujer. Doña teresa es una de tantas víctimas de esta sociedad que tiene un juicio amable con las injusticias sobre la mujer. Es una sociedad machista y a mí me da vergüenza, pensar lo atrasados que estamos en esta materia.
Escrito dedicado a las mujeres, pues no tuve tiempo de decir nada a nadie, en el pasado día internacional de la mujer…
|