La luna iluminaba todo el lugar
El cielo se apagaba
Y templaba todo
Para comenzar a andar...
Nos miramos a los ojos
Sin ganas de hablar
Yo creía que soñaba
O que podía volar...
Divagamos por la senda
Contemplé tu dulce andar
Las gaviotas asechaban
La vorágine del mar...
Me interpuse en tus labios
Sin poderte evitar
¡OH! Mi triste amapola
Dulces ojos de cristal...
Nos besamos lentamente
Era un sueño ya lo sé
El follaje de aquel árbol
Siempre lo recordaré
Me abrazaste como nunca
Me besaste así también
Me miraste a los ojos
Te erguiste otra vez...
Tu temblabas sin descanso
Con un miedo a caer...
Nuestras manos se elevaron
Nuestros cuerpos se volaron
La locura del momento
Me ha dejado sin pensar,
Creo que es inolvidable
Tener tu cuerpo otra vez
la dulzura de tu rostro
lo tersa que es tu piel
tenerte aquí a mi lado
Aún duermo sin saber...
Texto agregado el 18-04-2006, y leído por 153
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
18-04-2006
Se lee muy dulce y con mucha entrega. Preciosas letras. Besos y estrellas. Magda gmmagdalena
18-04-2006
Me gustó mucho esta poesia, es muy dulce y transmite un gran sentimiento. Felicitaciones!!!! NANAI
18-04-2006
Tu poesía tiene capacidad de envoltura; como suave acorde musitara melodías de extravío sobre tu piel, se siente todo renaciendo. Sólo un detalle opacó mi visión, tal vez sea algo únicamente personal, pero ahí va: sustentas tu gran parte de tu rima en infinitivos, y transfieren hacia mi comprensión un color seco, desgastado. Espero ayudarte con mis palabras, pues el aire se torna bello cuando musitas plegarias bajo un acorde distinto. Un gusto. Bonne nuit. el_rey
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