Cuento Oriental
Una princesa del lejano oriente, joven y hermosa recorría con sus siervos la ciudad día tras día, para tomar te con su tía, mujer igual de mayor que de sabia, que la distraía durante horas, y hacia que la vida de palacio se llevara mejor.
Un día el sequito tuvo que variar el camino, puesto que aquellas calles angostas no concedían a aquel carro de paja pasar por donde el asno y su dueño insistían.
El camino mas largo, permitió que la noble fuera por sitios de la ciudad que jamás había visto, y a la altura de una casa singular, ordeno parar a su criado Yafir, que de inmediato voceo a sus negros para que pararan y bajaran a la princesa.
Con la elegancia natal, mas la adquirida por su nobleza y vaporizada por las mejores gasas de Asia, se dirigió a la puerta de reja, que exquisita a la vez que sencilla, guardaba lo que era el patio mas hermoso que había visto jamás. Con la curiosidad del felino, empujo la puerta que cedió queja, su sirviente mas fiel la insto a que no entrara, pero la joven se dejo llevar por su impulso, y entre rayos de sol tímidos entro en aquel patio que sonaba a manantial, pues sus fuentes labradas en roca tocaban la música de la naturaleza, sus nenúfares competían en verdor con el musgo, ornamentando la roca a trazos, los verderones y jilgueros se esforzaban con tono, por dejarse ver a pesar de la presencia, las hojas de palmera interrumpen intermitentemente la luz que fulgura en los ojos de la joven que boquiabierta disfrutaba de aromas de jazmín.
De repente un hombre cano de ojos claros que salía de una estancia interior se dejo ver y dirigiéndose a la princesa con voz grave.
- Cual es la razón por la que su alteza visita a un hombre del pueblo.
- Disculpad mi irrupción, no es mi intención incomodar a los moradores de esta bella casa.
- No importunáis, y mi puerta siempre esta abierta para todo visitante, que será recibido con la diligencia que corresponde.
- Permitid que os diga que es el patio mas bello que he visto jamás.
- Así es y fue, esta casa se levanto alrededor de este sitio idílico, pero como puede ver está descuidado.
- Aún así es bellísimo es una pena no disfrutarlo como merece.
- La puerta esta abierta y la invito a que entre cuando quiera, le diré a mis sirvientes que lo limpien y adecenten para que se sienta mas cómoda, solo hay un pequeño inconveniente...... en mi casa tengo unos pequeños.... que a partir de ciertas horas se incomodarían con la presencia de extraños. Por lo que ordeno cerrar las estancias.
- Entiendo y admiro su generosidad, discúlpeme pero me espera mi tía y se me hace tarde.
- Aquí tiene su casa ..
Las prisas de la princesa habían descuidado las normas mas elementales de educación, como presentarse y conocer el nombre de su interlocutor. Pero el tiempo había volado y solo pensaba en la reprimenda de su Madrina.
Al día siguiente la princesa le ordeno a Yafir que cambiara el itinerario normal y que pasará por aquella casa, para disfrutar de sus placeres que deslumbraron a la joven mas que el día anterior. El patio estaba recogido y las plantas habían sido moldeadas por manos expertas. Sentada al borde de la fuente entre los claros de agua se podían ver carpas rojas que majestuosas, paseaban sin prisa por entre los nenúfares.
Pasaron los días y las visitas de la joven se repetían, hasta que un día que por alguna razón, encontró que aquella puerta que siempre encontró abierta, se hallaba cerrada.
Agarrada intento llamar a quien tan amablemente la había invitado a disfrutar de su casa, pero no sabia a quien dirigirse y opto por callar para no molestar a sus inquilinos.
Al día siguiente volvió y la puerta estaba abierta, disfruto de su estancia y de su paz y olvido lo pasado el día anterior. Así pasaron los días, hasta que un día se repitió la tragedia.
Llorando se fue a casa de su tía y le contó lo sucedido, como mujer sabia, le dio el siguiente consejo:
- Hija mía no sufras por lo que no tienes y agradece los momentos pasados, tu padre es el Califa y tenemos y mereces lo que quieras. Pide que te construyan a imagen y semejanza un patio como el que mencionas y disfruta de el lo que estimes.
- Tienes razón querida madrina, no necesito compartir con alguien con el que ni siquiera conozco, mi intimidad.
El califa de este reino, ordeno que inmediatamente se pusieran al servicio de la princesa los mejores artesanos y jardineros de la corte, para construir lo que su hija requiriera.
Por el patio de aquel hombre desconocido, pasaron acompañados por Yafir todos aquellos que necesitarán de algún dato de relevancia para construir el rincón de la princesa.
Pasaron semanas y en el mejor sitio de palacio se levanto una fuente de increíble semejanza, que fue incluso poblada con la fauna y flora que habitaba en el rincón primigenio.
Una vez terminado el patio se hizo una fiesta íntima donde las personas mas cercanas al califa disfrutaron de viandas, músicas y espectáculos traídos de todas las partes del mundo.
La princesa fue llevada ante la obra que el hombre y solo el hombre había hecho, y lloró de alegría ante tanta belleza.
Pasaron los días y los meses, la joven ante el asombro de los que la rodeaban no pasaba sus ratos de asueto en aquel lugar idílico que construyeron para ella.
Un día inesperadamente llamo a su sirviente Yafir y ocultándose tras su velo salió a todo correr por puertas secundarias de palacio. Yafir sabia cual era su destino y la siguió con la premura que se le exigía.
Ante esa puerta arabesca entreabierta, poso sus frágiles manos y entro sigilosa, mirando hacia un lado,.....hacia otro.
Retiro su velo, para sentir en su piel todo aquello que sucedía en aquel lugar, todo aquello que podía sentir allí y solo allí. Levanto su cara, cerro sus ojos inhalo..y su pecho.... su alma se lleno de energía.
- La dije que podía venir cuando quisiera ..
- Esa voz –pensó en alto –
Era aquel hombre desconocido.
- ¿por qué no puedo tener un sitio como este? – pregunto ella -
- Hay sitios y cosas que solamente se dan una vez, intentar imitarlos ó reproducirlos, en mi limitada experiencia no se ha dado.
- ¿quién sois?
- Solo soy el dueño de este lar y afortunado por que tengo valores que los demás no tienen y son un regalo de la naturaleza. Yo no doy cuenta de sus virtudes , pero gusto de compartir con la gente que las sepa aprovechar haciéndome sentir dichoso. Venga cuando quiera y llene de belleza este patio.
Como un soplo, la presencia desapareció y la mano de la princesa que quería tocar la cara de aquel hombre que le hablaba con tanta franqueza se perdió en el aire.
Salió de la casa entre asustada y sorprendida.
- Yafir viste al amo de la casa.
- No princesa estamos solos y esta casa parece abandonada.
- Vámonos Yafir quiero visitar a mi tía, necesito un te.
Fin
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