Estoy sentada. Escucho una música llena de melancolía, de esa que llena el corazón de un “no se qué”. Todo depende del estado de ánimo en que uno se encuentre.
Estoy sola y sólo pienso en ti, en qué estarás haciendo, en dónde estarás… Es necesario que estés tan lejos?
Sí, estas canciones sin letra me recuerdan que estoy sola y que me haces falta. No es necesario que digan algo que me recuerde a ti, a lo que vivimos ayer y a lo que estoy viviendo hoy. Con su sola composición mueven fibras en mi interior que pretendía dejar quietas.
No puedo evitarlo, me gusta esta canción, y la que sigue, y la que sigue. No puedo dejar de escucharlas. Me conmueven. Quizá me guste lo que siento más que las melodías mismas. Quizá tengas razón y sea una masoquista hasta los huesos. Y así es.
No puedo alejar mi mente de tu persona, de tu cuerpo, y de toda la felicidad que me hace sentir que estés cerca, aunque no me toques.
Bendita armonía la que entra en mi corazón, y extrae poco a poco una lágrima.