Como todo en mi vida, estos días los encuentros pasaban demasiado acelerados, las acciones y reacciones se compaginaban haciendo que mutara mi persona en un ser demasiado inestable.
Cualquier cosa que me proponía tarde o temprano lo conseguía y sabedor de mi don perdí la ilusión por la vida.
Tumbado en el sofá me propuse pasar esos tiempos ajeno a lo que me rodeaba, creyéndome que si ignoraba el destino en la lejanía, el me dejaría también en paz, que equivocado estaba, ya que lo escrito, tarde o temprano se cumple. Así que sin darme cuenta llego mi cumpleaños, no podía creerlo, que un año entero cayera tan rápidamente sobre mis espaldas, hacia que me diera cuenta de lo simples y débiles que somos, lo caduco de las personas y de la magnitud que nos envuelve constantemente. Nuestras mentes nos hacen creer que somos necesarios, insustituibles pero realmente lo único necesario es lo que nos rodea, el aire, el mar, los bosques, el MUNDO.
Aquella noche fui Rey, recibí las reverencias de la multitud, mientras festejaban a mí alrededor.
Aquella noche fui verdugo, haciendo caso omiso a la mirada más dulce, desapareciendo, sesgando de raíz aquella alma que ignoré en cuerpo.
La mañana siguiente desperté, ya no era rey y dejé de sentirme verdugo, ya que la realidad se me presentó justo al lado de las palabras que ocupaban mi mente hacía mucho tiempo atrás.
Abandoné aquella senda que me había hecho desparecer y busqué el camino que marcaba cada latido de mi corazón, no tardé mucho tiempo en encontrarlo ya que sabia perfectamente donde estaba, simplemente tuve que seguir el sonido del aleteo de las mariposas y presto aparecería junto a mi destino.
Un abrazo, un beso y todo lo demás dejó de importarme, me desprendí del vacío de los sentimientos ajenos y me sumergí en el verdadero calor de su pecho. Centrándome solo en esos ojos verdes que brillaban como estrellas en una noche sin luna.
Comprendí que esos luceros verdes serian mi guía en las noches más oscuras.
Comprendí que la amaba, simplemente la amaba.

Aunque digas lo contrario, tus ojos son verdes mi amor.