Disculpa cuando llego tarde a casa,
es que las cosas del mundo no me sueltan,
y sigo ese camino donde te encuentro,
y mis ganas se sacian con verte, con ser tuyo.
No recuerdes mis errores...
de cuando me acuesto sin esperarte,
de cuando me duermo sin darte un beso,
o de las veces en que por no decir estaba cansado
me quedé dormido a media conversación.
Perdona mi retraso, mis ausencias
mis olvidos y mis indiferencias, mis regaños
porque no son el gesto de que te amo,
aunque lo sepas y en mi conducta no lo demuestre.
No puedo pedir que olvides ni que lo pases por alto,
pero requiero que me perdones mis tonterías así,
como tan absurdamente yo intento pasar por alto,
la cobardía que sentí antes del primer beso, sin ti.
Perdona la demora de mis trazos, el retraso de mi abrazo
y el calor de mi cuerpo junto a tí, estaba llegando lejos
y de tan lejos me perdí, soñando a ojos abiertos,
y tu cuerpo nunca ví, no como lo hago ahora,
que me he alejado del formato y el lienzo que me significas.
Nunca me perdones el no pensarte,
el mirar hacia otro lado que no sean tus ojos,
el querer estar contigo pero no intentarlo lo suficiente,
no perdones mi descaro al preferir no verte para extrañarte más.
No es necesario guardar esos recuerdos dolientes,
hacer las preguntas y los gestos de rutina,
noche tras noche de no vernos, otro día más,
nunca me odies si te amo tanto, porque no sé cómo evitarlo,
ni quiero, deba o puedo. |