Atascado en la borrasca de la noche,
ingenié el soñar contigo,
así mi desnuda entidad tuvo su derroche,
pero el ser que me sedujo, me dejó confundido.
No soporte el despertar solo y lúcido,
cuando la euforia se quedó impregnada,
en el humus de la inocencia que había logrado,
preservar durante los breves años de mi existencia,
Así olvide la sonrisa del encanto juvenil,
perturbado más que todo por la hambruna carnal,
infiriendo en mis actos y corrompiéndolos,
haciéndome ver la suntuósidad con que estaba viviéndolos.
Posesioné las heces de la lujuria en tu haber,
y cargué con la culpa de los movimientos cohibidos,
solo y endeble a cualquier placer, bebí tu ser,
encargándome de que nuestra pasión fuera algo inhibido.
Solo así disfruté más que nunca el elíxir de la vida,
exprimiendo sin consumir la savia del fruto prohibido,
y descargando por fin toda esa energia que se encontraba sumida,
en todo lo que para ambos representaba la fuerza de la líbido.
En la drástica somnolencia me purgué con el culposo sentimiento,
con el que la fricción de nuestros cuerpos habían celebrado,
en aquella hora transité en lo más profundo de mis pensamientos,
y pude amainar el devenir del arrepentimiento, recordando lo logrado. |