Era un paseo de esos, que se hacen en mi país, donde todo lo folckórico y medio ordinario, sale a relucir. LLegamos, por la tarde, a un hotel muy bonito, pero que corrió con la mala suerte de sufrir varias quiebras, pues la situación económica de nuestra nación, anda mal.
Nos pusimos los vestidos de baño, con mi hermano mayor y de una nos metimos en la piscina. Estaba haciendo un calor espantoso y zas, patos al agua.
Estábamos, pues, felices con mi hermano, en la parte honda de la piscina, cuando se acercaron dos tipos y uno de ellos le dijo a su amigo: Esta piscina es muy chevere; esta bien calientica. Mi hermano se comenzó a totear de la risa y se fue nadando, con la intención de salirse, para ducharse. Yo lo alcanzé y le pregunté por qué se reía tanto. Mi hermano, me dijo: Lo que pasa es que cuando ese tipo dijo que la piscina estaba calientica, yo me acababa de orinar...
Ahora comprendo el por qué mi papá nunca se mete en las piscinas, aunque yo si, pues uno como que no siente nada anormal, cuando alguien te mea dentro del agua. |