Me he levantado con los ojos suturados por el sueño y la lucidez postrada en el jardín de la memoria, y no es que las cervezas me arañaran el corazón ayer noche, mi altruismo las donó a otros. Sino que en estado natural un sonámbulo se estrella contra el árbol en el que empieza el bosque.

Después de leer tu mensaje he tomado cuatro notas, que la prudencia ha guardado para futuros cercanos en que los puntos y las cicatrices de la coherencia ya han desentumecido mi locura habitual. La espuma de la certeza se derrama por la comisura del destino en estos encontrares bíblicos de la hija prodiga y seguro que igualmente me equivoco en hacer un juicio de esta comunicación. Algo te empuja a dedicarme, casi desnuda estas palabras de cansancio. Así que me enajenaré de toda coherencia, si existe en estos asuntos y te explicare cualquier cosa que me pase por la despensa, sin intentar dar en el clavo.

Al principio pensé que la encriptación etílica de tus composiciones prosaicas se debía a que la dulzura no te ha tratado demasiado bien. Y que la distancia acercaba la inexorable nostalgia a tu corazón. Luego vi que la fatiga te mecía en sus brazos y la narcolepsia traicionaba los espacios y los plurales de una chica singular.

Mas tarde soñamos juntos por un pequeño lapso de tiempo. Seis horas nos alejan de poder dormir al unísono, la inevitable trayectoria de las agujas separa nuestros mundos paralelos. El fin de mi sueño se intenta solapar con el principio del tuyo, para estar un ratito más juntos entre las sabanas.

Quien sabe que depara el vuelo de una paloma en momentos en que la gripe se apodera de emisarios y el virus de la sensatez ya no empuja a hacer locuras.

Hace mucho tiempo que mi Peter pan colgó en la percha del olvido su camiseta de Superman, fue cuando las balas la atravesaron y la humedad que emano de él dejo lugar a un corazón cuarteado.

Espero recompenses el esfuerzo de esta paloma y la avitualles para el largo trecho que ha de recorrer para volver cargando tu mensaje.

Si en julio, los duendes del destino, han burlado la insensatez del inmediatismo, será un buen momento para conocernos. Por el momento la albañilería del lenguaje espero que nos siga construyendo ese puente que eluda el veneno de la indiferencia.

Me hizo gracia lo del esperanto yo he vivido gran parte de mi vida en la calle del inventor de este cóctel de palabras y en el libro gordo de petete leía de semana en semana algún vocablo.