El marlboro se consume entre corazones de humo malogrados, entre ampollas y duelos con ginebra, a la luz de la luna. El nadir esta cerca, el cenit siempre una utopía ansiosa, las gaseosas musas atropelladas por modernos enseres se recogen es sus alcobas, hoy huelo bien, he desterrado a Diógenes, hay sol y quiero querer querernos. Las mentiras ya no son badajos de mis tímpanos, pero los sonidos de sus ecos aun retumban en mis miedos, el asesinato de mi entierro esta consumado, nadie quiero que lo enfoque con ojos llorosos ni con manchas negras en el calendario. Todo volverá tarde o temprano a la suavidad eterna en la que nos mecíamos en placenta, lo se y te lo digo porque los sonidos de los pájaros se superponen con los ecos del pasado.

Duelos y liturgias del desazón. Devenires de monótonos cánticos. Angustiosos días enfrascados en el almíbar de Morfeo. Mas aun con el espejismo de tu existencia, con tu tierna ausencia en la foto que te usurpé, que me dice que aunque no nos conociéramos, estabas pensando en mi.