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Inicio / Cuenteros Locales / lorenzomontserrat / El cobertizo del amor(VII)

[C:1977]

-Puedes pasar tú también ¿Te gusta mi cuerpo?,¿Verdad que es precioso?,anda, bésame y hazme el amor, no te quedes ahí parado. Soy tu puta, la puta de todos, la querida de mi padre, de Salavaterra y de la policía que lo hace muy bien.Mmmmm como me gusta que me peguen, anda ¡Pégame!-

De un solo golpe con la puntera del zapato la puerta del cobertizo fue abierta.Verónica pronunció esas palabras nada más ver una figura humana enfrente de la puerta cuando esta se abrió.

La muchacha se revolvía por el sucio colchón lleno de sudores y de hambre sexual. Iba tocándose toda mientras hablaba. Sus gemidos se acentuaban cada vez más al notar otra vez la presencia de una persona dentro del cobertizo.

-Verónica, ¿Qué te ha sucedido?, dime-Sandoval se acercó cariñosamente junto a la muchacha intentando calmarla. No era capaz de creerse lo que estaba viendo en aquel lugar. Por su cabeza pasaron los momentos de felicidad aquel día de principios de primavera cuando los dos se amaron tiernamente encima de ese colchón que ahora parecía estar lleno de malicia y de horror.

Tapó el cuerpo ultrajado y desnudo, lleno de arañazos y golpes con su chaqueta y la cogió en brazos para sacarla de aquel lugar y llevársela lejos. La introdujo en el interior de su automóvil y despareció del cobertizo, de la granja y de toda aquella pesadilla.

-Señora Asunción, creo que ya le dijimos que nadie sabe donde está su hija. Ponemos todo nuestro interés en averiguarlo, cuando sepamos algo no se preocupe que usted será la primera en saberlo-Con estas palabras se dirigía la policía-jefa eventual de la comisaría-a la madre de Verónica allí mismo, donde había acudido esa mañana, después de varios días sin saber nada de su hija.

-Puede que Verónica haya elegido otro camino, usted ya sabe a lo que me refiero ¿No?-le insinuó la mujer y jefa policía. No le dé más importancia a la cosa, seguro que ahora estará tirada por cualquier callejón reponiéndose de la noche anterior. Eso se le pasará con un poco de polvos y licor, claro si encuentra, sino con volverse a abrir de piernas esta todo solucionado.

-¡Puta!, ¡Es usted una puta!-le respondió la mujer con lágrimas en los ojos a la policía.
Se levantó ante la mirada de los allí presentes y sin mediar una palabra salió a la calle.


-Dejen paso por favor- decía un policía acordonando la calle con cinta plástica para que las gente no se acercara. En la casa de Verónica habían encontrado un...

>>>>>>>>>continuará...
®Manuel Muñoz García-2003

Texto agregado el 09-02-2003, y leído por 315 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
11-02-2003 No he leido toda la secuencia pero las que he leido me parecen muy buenas, bien escritas, sobre todo envolventes. Un abrazo. Gustavo gammboa
09-02-2003 Mmmmmmmmmm ¿Un qué? jajajajja, la intriga me mata jajaa, besos, Ana Cecilia. AnaCecilia
 
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