Tener al alcance de nuestros oídos las conversaciones de un variado grupo de personas desde un teléfono público, equivale a ser auditor privilegiado de los peores monólogos que uno pudiera imaginarse. Vayan estos ejemplos:
-Jefe. Asunto concluido. Lo hicimos desaparecer finalmente. Mañana paso por el resto que me debe…Si, prefiero efectivo, los cheques me complican, usted sabe. ¿Qué si costó demasiado? ¡Nooo! Usted sabe, somos profesionales. Simplemente apretamos acá, otro poco allá y… el ruido desapareció.
-No, no te lo entregaré, es mío, es mío desde siempre, no puedes arrebatármelo. Eso nunca lo permitiré. Nunca ¿entiendes?. El se queda conmigo, me quiere a mí, tú eres un extraño para él. ¡Mi gato no me lo quitarás!
-Juana ¿Te puedo hacer una pregunta? ¿Tú crees que en un año más sigamos siendo amigas? Espero que te vaya muy bien en tu viaje a Francia. Pero, cuando vuelvas ¿Seguiremos siendo amigas?
-Mira maraca, tu no vas a quitarme a mi hombre ¡Oíste (Irreproducible)
-Si señor, por supuesto señor, como usted diga señor, está bien. Hasta luego señor. (El hombre cuelga y dice -¡Perro re´conch…………….!
-Trescientos me dan por votar por XXXXX. ¿Cómo estamos? ¡Me parece muy bien! Él es fijo para ganar ¿Qué si pierde? Pierde no más, po. Nosotras no sabemos nada.
-Te amo.
-Si traes a tu madre olvídate que soy tu esposo. ¿Qué viene tu hermana? No importa, aquí nos arreglamos, no te preocupes…
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