Me da un tapagotera asfáltica y un elastosello que me anego de lágrimas por las noches y medio kilo de clavos volcanitas para cubrir las paredes de mi alma que se congela en los amaneceres; ¡ah!, ponga también un kilo de clavos de dos pulgadas y quince planchas de internit para cubrir mis sueños y una bolsa de tornillos para colgar mis recuerdos y mis pocas alegrías.
Anote allí también dos huinchas aislantes para parchar este corazón confiado y dos planchas de poliestireno para aislarlo del frío y del ruido exterior; cien ladrillos fiscal para construir un muro anti sufrimiento y tres sacos de cemento para que no se derrumbe fácilmente.
Que memoria la mía, procúreme masilla para afirmar los vidrios de mis esperanzas… ¿Tiene silicona? ¡Qué bien! Déme una Pistola para calafatear mis decepciones.
¿Qué más?... ¡ah! Un par de burletes para sellar mis oídos de palabras hirientes y tres chapas nuevas para cambiar las antiguas y así el dolor no volverá a entrar.
No gracias, no necesito flete, cargaré el material en mis ilusiones, gracias, muy expedita y buena atención, los recomendaré con mis amigos.