“El trovador” y su titiritero,
“el tiempo”; su enemigo;
“el habito”


Así están los que no comprenden la sombra que se cierne sobre; el trovador impreciso.

No se de delito alguno que no halla pasado por el ojo de una guitarra para hinchar la voz que resucitara los ecos prehistóricos de este planeta y el más allá.

No se de ninguno que no habitase ese instante aparentándose con la eternidad.
No se de ningún cuerpo que no halla sido trazado por los acordes de sus arpegios.

Y bien se de algunos que mantienen hábitos políticos, como la demagogia y el culto apológico a la integridad humana.

Y bien se de noches dilapidadas entre los senos
del alcohol.
Se de sus soledades en la ciudad y se de su bizarra fauna.
¿A quien le abres la puerta?


Estas dejando entrar al trovo,
al hito en tus broncas solitarias; al que cuela sus fábulas forjando sus escondrijos en tus vahitos.
Y entonces; te abandona dejando sus armónicos como llave y su aviesa concepción de las cosas.

hay su representación socarrona del silente y hubo hábito de apagado, de abatido, de mello, que son lo mismo y de tan así, su concepción entre las Lánguidas horas le ensayan la absolución para perdonarse a si mismo también; y redundar entre el olvido; su trova.