Capitulo 8
La lluvia de fuego dio inicio, los dragones rojos y verdes atacaron sin piedad pero el dios de la guerra se mantuvo firme como una montaña, de hecho las flamas lo rodearon pero podría jurar que nunca lo tocaron, ese hombre-deidad tiene autoridad sobre los elementos, ya había hecho sangrar al cielo, ahora las flamas perecían danzar a su alrededor en señal de obediencia; al ver eso no necesitamos más pruebas, su origen divino era incuestionable. Pero los dragones, demasiado orgullosos para aceptar la superioridad de Fah-Theran, descendieron, y con sus enormes garras, filosos colmillos y letal cola de hierro lo atacaron, fue entonces cuando por primera vez contemplamos el glorioso poder de un dios, con movimientos increíblemente veloces de su espada comenzó a destazar a los gigantescos monstruos, los pedazos se retorcían en el suelo, y lo que comenzó como una lluvia de fuego se convirtió en un mar de sangre; nunca antes había visto derramada la sangre de un dragón, pero ahora ante mi brotaba como si surgiera de una fuente. En cuestión de instantes murieron casi 100 dragones, y apenas unos cuantos lograron escapar, pero en el cielo esperando aún se encontraban los dragones negros.
Un total de once demonios esperaban, negros como la noche, de sus ojos brotaban flamas azul-oscuro, cuerpos putrefactos. Se dice que alguna vez fueron dragones comunes pero alcanzaron tal poder que después de morir se negaron a abandonar este mundo y por eso permanecen en ese estado ni vivos ni muertos, ahora solo saben destruir.
Por primera vez, Fah-Theran habló en el lenguaje humano, y todos lo escuchamos con asombro; amenazó a los dragones negros, y sus palabras fueron claras, “acepten su destino y abandonen este mundo por su propia voluntad, de lo contrario yo los obligaré”. Durante unos segundos, solo hubo silencio, después para aumentar nuestro asombro observamos como cada uno de los dragones se convertía en humo y se disipaban con el viento, hasta que al final solo quedo un dragón. Por un momento pensé que habría una batalla pero me equivoque, ese dragón tomo forma humana y descendió frente a Fah-Theran, dio unos pasos hacía el guerrero fantasma, se arrodillo ante el y pronunció unas palabras, “De haber sabido que el dios de la guerra favorecía a los humanos, nunca habríamos llegado hasta aquí,” Después de eso simplemente se desvaneció. La batalla había terminado, la humanidad no solo sobrevivió si que también fue honrada al recibir la llegada de un dios.
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En señal de agradecimiento y sumisión, le entregué la corona y el trono del reino a Fah-Theran; fue un terrible error. Unos cuantos días después de la coronación, aparecieron nuevamente los dragones negros y las bestias, entonces el supuesto dios de la guerra se mostró como realmente es, un tirano despreciable que disfruta ver el derramamiento de sangre, todos fuimos engañados, y el mundo se sumió en una guerra cuyo único objetivo era divertir al malvado Fah-Theran. Al igual que mi padre, me he convertido en un rebelde, un fugitivo errante en busca de guerreros valientes que me ayuden a erradicar de una vez y para siempre la plaga que representa el guerrero fantasma, espero tener éxito, de lo contrario, el destino del mundo será convertirse en un enorme campo de batalla para deleitar al dios de la guerra por toda la eternidad.
FIN
Esta historia titulada “El dios de la guerra” es la primera de una colección de 9 historias creadas por Leo(1), el escritor de memorias, durante su estancia en el imperio Kentar. Son historias breves y tienen el propósito de atacar al gobierno imperial, pero de una forma sutil, para incitar a la rebelión de los pueblos que han sido conquistados y sufren bajo el gobierno de un tirano.
------------------------------------------------------------------------------------------------ --(1) Leo, es el protagonista de uno de los volúmenes de memorias que estoy escribiendo titulado “Historia de una vida”.
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