Capitulo 7
En realidad será un dios, debe serlo, ya que no existe hombre con tan asombrosos poderes, él está por encima de todos, no cabe duda es Fah-Theran el dios de la guerra.
Todos observamos expectantes la situación; un hombre y su espada se interponen en el camino de todo un ejército, y parece no tener miedo a tan poderosos enemigos. El ataque no se hace esperar y son las bestias las que toman la iniciativa, se arrojan en furiosa estampida contra el guerrero fantasma, pero para sorpresa de todos, Fah-Theran no se mueve, contempla frente a sí a las hordas que amenazan con despedazarlo pero no muestra temor, entonces, justo cuando las primeras bestias están apunto de alcanzarlo, Theran lanza un grito ensordecedor, en ese momento las bestias se detienen y con lentitud comienzan a retroceder, pero el guerrero fantasma continua gesticulando extraños e incomprensibles sonidos. Al escucharlo, las bestias dieron media vuelta y huyeron asustadas, aterradas. Todos los que fuimos testigos de eso estábamos atónitos ante el inesperado comportamiento de las bestias. Para brujos y dragones esto representaba una traición por lo que atacaron y mataron a cuantas bestias pudieron, aunque fue solo por un instante, ya que de inmediato se reorganizaron y ahora fue el turno de los brujos para enfrentar a Fah-Theran.
El guerrero fantasma seguía sin moverse, y esperaba en silencio a sus próximos enemigos. Los brujos que eran más de 300 comenzaron un extraño ritual, a través de danzas y cánticos liberaron los poderes malignos que los caracterizan, un viento frío comenzó a soplar, y después la luna y las estrellas perdieron su brillo sumergiendo la tierra en terrible oscuridad, parecía ser el preludio del fin de la humanidad, pero entonces aunque pareciera imposible, logramos observar aún la imagen de Fah-Theran inmóvil y sin miedo, era como si de su propio cuerpo emanara la luz, lo que paso después es todavía más increíble; el guerrero fantasma sujeto el filo de su espada con su mano, apretando a tal grado que su sangre fluyo incontenible deslizándose por el frío metal, al mismo tiempo que pronunciaba su propio conjuro, fue una experiencia aterradora, todo el cielo se volvió tan rojo como la sangre derramada por Theran, escuchamos a la distancia los gritos de los brujos, agonizaban en forma dolorosa y de sus ojos brotaba sangre, finalmente todos murieron y sus cuerpos regados en la tierra ya solo servirían para alimentar a las aves de rapiña. Para alivio de nosotros, después de que Theran terminó su conjuro, todo volvió a la normalidad, y pudimos contemplar una hermosa y plateada luna. La batalla había llegado a su clímax y era el momento de que el guerrero fantasma enfrentara a los poderosos dragones.
|