Despiertas en mitad de la noche. Hay imágenes del sueño que ha cortado el descanso. Sonríes. Quieres recordar que lo ha producido. Tu cuerpo esta empapado, excitado.
Poco a poco llegan las imágenes, Unas manos acarician tu cuerpo, despacio, con precisión, entreteniéndose en los lugares donde el placer se puede sentir mas intensamente, pero sabiendo detenerse a tiempo.
Te abandonas, dejas que una boca deposite besos húmedos en tus pechos al tiempo que el sexo es acariciado lentamente, creando la ansiedad del deseo. Sientes los besos dirigiéndose lentamente hacia el lugar. Tus manos se agarran con fuerza a la almohada, la respiración se acelera y salen gemidos de tu garganta.
Dos manos y una boca juegan a darte placer. Los dedos entran y salen de ti al tiempo que la lengua saborea el clítoris ya tan excitado, consiguiendo que todos los músculos del cuerpo se tensen. Ahora la respiración es muy acelerada. El cuerpo se rompe, los gemidos son fuertes, no puedes más pero no quieres que termine. Unos espasmos te recorren al tiempo que vas cayendo derrotada, abandonada, dando paso a suspiros pausados. Quieres ver quien produjo el placer pero… despiertas, ya no esta, no sabes quien es, no te importa, solo piensas, por mí, que venga todas las noches
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