Coyote reacciono solamente a saltar fuera del auto y correr. Shane por su parte tomo el volante y acelero a toda energia. Por el espejo retrovisor vio a Sombra parado dejandolo ir.
-Tu debes ser Coyote-dijo Sombra apuntandolo con uno de sus ninjanatos.
-Asi es, ¿qué quieres de mi?-trato de no sonar altanero como siempre, tenia conocimiento de la inferioridad suya en comparacion con ese personaje acracio.
-Nada, me eres inservible, tu voluntad no es como la de otros, no es como la de Acracia.Ahora te dejare ir, pero no quiero que vuelvas por estos sectores, la Corporacion es nuestra y no necesitamos de su ayuda para eliminarla.
-Esta bien... esta bien-dijo Coyote en tono nervioso-Me ire pero solo quiero preguntarte algo, ¿Porqué haces esto?
-No contestare preguntas estupidas, sabes que lo hago por el bien de nuestra especie y no por conveniencia a que pronto podriamos ser una alianza, eso ni lo sueñes, ahora vete.
Coyote se perdio por los reconditos pasajes de la ciudad sabia que estaba cerca de El Lugar asi que corrio hasta llegar, sin detenerse ni mirar atras.
Shane se arrepentia de su cobardia y del acto que habia hecho, Coyote segun él deberia estar hecho trocitos de carne por el filo de esos ninjanatos. Su direccion era la Fundacion Lazarus.
Los canales de television y las bases militares eran controladas por la Corporacion, cada dia se pasaban mas comerciales que hacian caer a la gente dentro de sus redes y los acuartelaban para hacerle los respectivos injertos de chips neuronales. Ademas toda nocion de comercio fuese cual fuese el medio, era revisada sin aviso por esta faccion, la que ya se estaba volviendo la enemiga de todos.
Tamara miraba al cielo acostada en el techo de la fortaleza de Nueva Cartago cuando sintio el rugir de un motor, era Condor en su motocicleta seguido de su gran y bestial lobo negro. Se levanto y le hizo una seña, Condor respondio con un bocinazo. Hace tiempo que Condor no se veia, fue un militar renegado que se revelo antes de que la Corporacion tomara las riendas de la Base Militar 160. Tamara bajo al gran pasillo a su encuentro.
-¿Que tal Tamara?-le dijo Condor enfaticamente-He llegado para quedarme esta vez o por lo menos hasta hacer desaparecer a la Corporacion.
-Todo bien, Sombra debe estar por llegar, unos Quimeras estaban rondando la zona del Club Beat y el salio a ver quienes eran.
-Aha... ¿ya comenzaron con los espionajes?
-Todavia no, al parecer solo fueron enviados por...eh emm Eric para reconocer el lugar.
-Oh por Dios Tamara, no me digas que...
-CALLATE!-un grito algo nervioso hizo que Tamara se sonrojara y a pesar de sus caracteristicas serias, sonrio.
-Esta bien, sabes que somos amigos y no dire nada, pero tu hermano ¿que dira de esto?... ¿no es que se pueden leer las mentes?
-Si, pero yo no lo he dejado, aun que debe sospechar algo... Aun que el sabe respetar mi "privacidad mental y emocional"
-Ah, entonces esta todo bien.
En otra parte de la ciudad, los Abismales tramaban su asalto a el gran edifico de la Corporacion, la sombra se apoderaba ya de la noche en su totalidad. Oscuridad y terror se hacian cuerpo ahora en estos sangrientos episodios.
-Petrov-se escucho la voz del mas alla-Debes saber que nosotros no cometemos los errores de nuestros oponentes, no sera un sacrifico esto, sera una masacre... ¿entiendes?... habra muertes de los dos bandos, pero venceremos.
-Asi es mi señor-contesto algo neurotico el Inquisidor.-Confie en mi y sabra que podremos ganar.
-¿Podremos?... DEBEMOS Ivanovich, debemos...-la voz se desvanecio al momento en que Petrov tocaba su cabeza con angustia y algo molesto.
Los portales se abrieron al compas de las manos de Petrov, manadas aracnidas, cadaveres, guardianes oscuros y demoledores brincaban fuera de las ventanas dimensionales. Un silencio se hizo presente y le hizo pensar al Inquisidor de que trataba: la nueva bestia del Abismo estaba lista; los portales se unieron en uno solo y dieron el paso a la bestia que seria el teniente de este horrible ejercito infernal, Aztaroth. Los pasos comenzaban a escucharse, al igual que los gruñidos y quejidos de las otras especies, las noches ya no volverian a ser las mismas. |