Cara chica de chica catarsis y juanito enamorado o
anzuelo de muerto popero próspero alzado
a las filas enteras del cumbiero animalizado
que cantorea rumiante por donde los
pestilentes caras de amorcitos inmundos de mayonesa antigua y tuerta y vidrio molido
se toquetean justo en los calzoncillos y
en las mugres de los zapatos pies o pies zapatos para zarpar a donde allí y aquí es meter la cabeza de vaca o niño en los agujeros de las pantallas
metametametafísicas moqueadoreáceas del alohablame de tu didientrepierna.
¿Cuándo cuándo los amoreadores se enfermaran de diarrea?
¿Cuándo cuándo los de brazos sangrantes y sangrones y sangrascadameschicarara con caritas y sirvientas de caritas felices se dedicaran menos a orinar en las ollas de las quemaduras que nos comemos con los dedos lindos y vestidos de gala para bailar laralarailalalarailailara?
Yo-yo soy un no-amoreador pero cuando huele a quemado o caca de perro o se cae la noche y le duele y chilla y no nos deja dormir, me limpio escatológicamente los párpados y las uñas de los hombros musculosos y culosos y abro los ojos y sé algo pero no sé qué es y me pongo a llorar y no dejo dormir a los ruidosos y digo que mi zapatito me aprieta o que las flores son rojas como tu boca roja y te quiero y te amo muchacha de vestidito lindo y porqué te fuiste con ese jufador de futbol americano.

yo soy un yo-yo en desomposición y hasta compongo baladas y me pongo camisas usadas por cantantes de ópera y perros lame-lenguas.
Yo soy un yo-yo usado pero no quiero que jueges conmigo, niñito mal nacido y alevoso y olor a niñito mal nacido y alevoso, porque me dolerían las piernas de mujercita flojonasa y no yo-yo topo.