Me cansé del dolor, de los brazos adormecidos pero despiertos. Me cansé de los puentes que llevan a alguna parte, ya no quiero llegar a la otra orilla, al lugar seguro. Quiero caerme, resbalar, perder el miedo. Y seguir cayendo. Deseo que no esperen más de mí, porque yo estoy que me defraudo, que me abandono, que ya no puedo, que regresiono. Escribo esto desde mis terminaciones nerviosas, desde mis veinte años y unos más que no he vivido. Porque, ya lo he dicho, me he cansado del dolor, de las noches en vigilia con los ojos siempre en ristre. Escribo esto a manera de confesión antes de dormir, como quien está aprendiendo a reír, a enloquecer, a seguir riendo en sueños. Y mientras más río, más me duele la otra orilla. Señal de que estoy perdiendo el miedo. Y a pesar del cansancio, reseño esto en mi diario: Madre, hoy no quiero nacer.
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