Podría contar mil mentiras sobre mi vida, pero las verdaderas melancolías son imposibles de hacer entender completamente a la persona que te escucha, por mucho que quiera comprender o por mucho que yo quiera explicar.
Por eso, hoy escribo un poema de una gaviota que zarpó de este muelle oscuro, mientras que mi corazón se sigue quemando en silencio el dolor de tu partida, para que todos sientan la nostalgia del ave que se marcha dejando atrás la brisa marina que le da elegancia a su vuelo, que traza el cielo sin dejar huellas de su paso, que acaricia el horizonte con su adiós, para que nadie llegue a notar la profundidad de lo que realmente intento metaforizar con esta angustia que siento dentro y que no puedo exteriorizar.
Acallo cada crujir de llanto que aflora en mis ojos, porque con cada lágrima estaría deshaciéndome de pequeños recuerdos que tú me dejaste en tu partida, como la purpurina que de desprende de las alas del hada olvidada.