Le repartió un tulipán a cada uno, un tulipán naranja, su color preferido.
Nunca se fijaría en ella, ya fuera d naranja o amarillo, gritara o se quedara callada. No era el tipo de chico que pudiera conseguir, por eso se quedo en sus manos, como una tonta, esperando que la contemplase.
No es tan difícil, pensó, al fin y al cabo soy naranja, llamo fácilmente la atención, e incluso algunos afirman que soy muy bella, ¿Por qué no se iba a fijar en mí? Me tiene en sus manos, no ha rechazado cogerme… ¿Porqué no iba a mirarme?
Pero algo se lo dijo: el campo esta lleno de flores preciosas sin arrancar. Flores que no se marchitarán en dos días.
Puede escoger la flor que quiera de ese gran jardín, la que quiera, y alguien, no sabes porque te ha puesto a ti en sus manos. Pero seguramente escogerá tirarte al suelo, es normal, a ti ya te tiene, lo que ambicionará será una bella flor del final del campo.
Eso estabas tú pensando cuando despertaste. Te preguntabas por qué sueñas con flores con la excusa de soñar contigo. Te preguntabas si eras un tulipán, que realmente estaba en sus manos o un girasol que se gira para mirarlo, si él te miró o prefirió irse a buscar la flor más lejana.
Eran demasiadas preguntas, no olvidemos que te acababas de despertar.
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