Pensaba si serías capás, si cruzarías
todos los límites de la cordura;
si aquellas gruesas cadenas que ataban tu mente
podrían soltarte algún día.
Si hubiese algo tan fuerte, capás de hacer
sólo por un momento que ya no pensaras en nada;
si aquella sabiduría que en sensatéz te bañaba
podría desprenderte de la rutina
y prestarme tu alma sólo un momento
para viajar a tu lado por mil corazones.
Si los astros podrían juntarse nuevamente
y con su fuerza borraran tu mente;
que el pensamiento no invadiera tu alma
cuando sientes aquel cosquilleo.
Que ya no existieran más miedos en el mundo
cuando un sentimiento te invade por completo.
Me preguntaba si serías capás de abandonar tu fortaleza
y arriesgarte sólo una vez al poder del sufrimiento;
si tu mente sería capás de aceptar una derrota.
Si podrías bajar la cabeza y festejar en silencio
el triunfo del alma, de un nuevo sentimiento.
Dudaba si experimentarías el arrepentimiento
de un acto no planeado en tu vida,
de una situación que escape de tus manos.
Me preguntaba si abandonarías el cálculo frío por un momento;
si una emoción podria derretirte por dentro;
si tu rostro podría sonrojarse ante una mirada;
si tu estómago se estrujaría ante una presencia.
Si tu boca pediría a gritos un beso,
cuando te encuentres frente a la suya.
Me pregunto si serías capás de sentir sin razonar;
si, vivir sin pensar en las consecuencias.
Si algún día te mirarías en el espejo
y no reconocerías tu rostro
sólo por no haberlo pensado.

Marzo 2006