PARÁBOLA DE LAS QUEJAS


Esteban, era un buen cristiano. Asistía fielmente a su iglesia; era un hombre de oración, siempre estaba dispuesto a hacer trabajos de evangelismo con su hermanos de su congregación. Era muy pobre y siempre oraba a Dios para que le supliera sus necesidades.

Por causa de su fidelidad; una noche que estaba dormitando en su pequeño cuarto; como a las dos de la madrugada, sintió una luz cegadora que le despertó inmeditamente. Se revolvió en su camastro y se sentó apresurado; fue cuando se dio cuenta que delante de él estaba un ángel. Este le comunicó lo siguiente:

-Te espera un futuro fabuloso: se te dará la oportunidad de hacerte rico, de lograr una posición importante y respetada dentro de la comunidad y de casarte con una mujer hermosa.

Luego, el ángel desapareció de su vista y Esteban se quedó muy pensativo sobre tales predicciones. El resto de la noche no la pudo dormir, pues estaba muy agitado por causa de la emoción que tenía, ya que esas palabras le auguraban un futuro feliz.

Esteban se pasó la vida esperando que los regalos prometidos por el ángel llegasen, pero nunca lo hicieron. Nunca emprendió nada y nunca se casó, deseaba que estos milagros apareciesen sin el menor esfuerzo de su parte. Conservaba la alegría que le produjo la visita del ángel, pero al final de su vida murió solo y pobre. Cuando llegó a las puertas del cielo vio al ángel que le había visitado tiempo atrás y le protestó:

-¡Me prometiste riqueza, una buena posición social y una bella esposa. Me he pasado la vida esperando en vano! ¡Nada de ello se me hizo realizable!

-Yo no te hice esas promesas, solo te prometí la oportunidad de riqueza, una buena posición social y una esposa hermosa. Le replicó el ángel.

El hombre estaba realmente intrigado, y confesó.

-No entiendo lo que quieres decir.

-¿Recuerdas que una vez tuviste la idea de montar un negocio, pero el miedo al fracaso te detuvo y nunca lo pusiste en practica?

El hombre asintió con un gesto.

-Al no decidirte unos años más tarde, se le dio la idea a otro hombre que no permitió que el miedo al fracaso le impidiera ponerlo en practica. Recordarás que se convirtió en uno de los hombres mas ricos de tu comunidad -prosiguió el ángel- también, recordarás, aquella ocasión en que un terremoto asoló la ciudad, derrumbó muchos edificios y miles de personas quedaron atrapadas en ellos. En aquella ocasión tuviste oportunidad de ayudar a encontrar y rescatar a los supervivientes, pero no quisiste dejar tu hogar solo por miedo a que los muchos saqueadores que había te robasen tus pocas pertenencias, así que ignoraste la petición de ayuda y te quedaste en casa.

El hombre asintió con vergüenza. Continuó el ángel:

-Esa fue la gran oportunidad de salvarle la vida a cientos de personas, con lo que hubieras ganado respeto de todos ellos. Ese hombre si lo hizo y le fue dado el lugar que se tenía reservado.

-Por último, ¿Recuerdas aquella hermosa mujer pelirroja, que te había atraído tanto? La creías incomparable a cualquier otra y nunca conociste a nadie igual. Sin embargo, pensaste que tal mujer no se casaría con alguien como tú y para evitar el rechazo, nunca llegaste a proponérselo.

El hombre volvió a asentir, pero ahora las lágrimas rodaban por sus mejillas.

-Sí, amigo mío, ella podría haber sido tu esposa. Esa mujer se casó con el hombre que te reemplazó en el Propósito Eterno que Dios hizo para tí. Con ella se te hubiera otorgado la bendición de tener hermosos hijos y multiplicar la felicidad en tu vida. Los hijos que estaban destinados para tí, fueron dados a ese hombre porque fue capaz de activar lo prometido a tí, mientras tu moriste solo sin riquezas, esposa ni hijos.

Esteban bajó su cabeza, lamentándose y quejándose porque no fue capaz de descubrir las oportunidades que se la habían brindado, entró al cielo. No perdió su alma, pero perdió la herencia que como hijo de Dios, le correspondían en las cosas materiales de la tierra.

A todos se nos ofrecen oportunidades, pero muy a menudo, como el hombre de la historia, las dejamos pasar por nuestros temores e inseguridades. No olvidemos el consejo bíblico: “Retén el consejo, no lo dejes; guárdalo, porque eso es tu vida” Proverbios 4:13. Todo consejo de parte de Dios, debe ser tenido en cuenta y activarlo, porque eso es nuestra vida. “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona” Apocalipsis 3:11. La vida pasa pasa rápido y si no tomamos lo que fue creado para nosotros, otro tomará lo que nos corresponde por herencia.
¡Avívate! Nosotros tenemos una ventaja sobre el hombre del cuento: ¡Aún estamos vivos !

Orgi