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Hoy no sé bien que hacer.
Si le digo que lo quiero y que perdono todos sus fallos tal vez deje la puerta abierta para muchos más errores y horrores de su parte, y si le digo que esta historia ya no va más, que el tiempo y la distancia han ido matando la esperanza en mí, tal vez me quede con la duda de no saber realmente si esto hubiera sido posible entre los dos… o tal vez sea que tengo un enorme miedo a perderlo.
Me prometió tanto, me juro demasiadas cosas bellas que ya no sé en que confiar, si en la razón que me muestra a todas luces que esto como va no va bien, que el amor es algo que todo lo puede y todo lo supera y sin embargo se construye de a dos, y que hasta ahora solo yo he mostrado mayor interés en mantener esta relación, y por parte de él solo nacen excusas y más “perdóname”, que muestras serias de querer estar junto a mi, o le hago caso a mi intuición, esa que se nutre de fantasía y romanticismo, de tantas tardes de poesía y libros, mi intuición de mujer enamorada que solo desea que todo esto sea un mal sueño y que él me sueñe y me piense tanto como yo lo hago… mi corazón también conserva esa extraña sensación de querer despertar, de querer ser más real con sus sentimientos… así no puedo decidir bien que camino debo escoger.
No sé en que momento me empecé a enamorar tanto de él, para que ahora sea tan difícil decirle adiós. Me nubla la razón este amor que guardo, me entorpece los sentidos y me aplasta el alma, porque me proyecté demasiado, porque en vez de caminar corrí sin detenerme hasta chocar con un muro de realidad, porque me esperancé en cosas que jamás analicé en detenimiento a ver si podían ser factibles de realizar, me entregue al amor, a la ilusión de muy buena fé, creyendo como niña ingenua que cuando te dicen “Te Amo” ya eres capaz de comprender todos los secretos del universo, de ser una sola con la magia de la naturaleza y descansar cada noche con la cabeza puesta en la almohada y los sueños puestos en él, quien ahora se roba mi inocencia de niña, ese algo de niña que me iba quedando.
En el momento en que él decidió seducirme, conquistarme, se abrió un camino de lágrimas y tristeza en el cielo. Yo acepté de buena gana transitar por ese camino, reconociendo en el paisaje solo flores y corazones, besos y caricias, la palabra dulce y la ternura de un recuerdo que pertenecería solo a nuestra historia mágica. Pero el camino era de tierra, no de flores, se desvanecía con el tiempo y lo que fue calidez se transformó en pálido invierno de hielo. Se esfumaron las suaves caricias, los besos se transformaron en algo mecánico, vacíos de sentimiento y deseo. Sin darme cuenta empeñé lo que siempre fui, para transformarme en lo que él deseaba para sí, no respeté mis propios límites y me fallé, porque me dejé envolver en la tentación de sentirme objeto de su deseo.
Sería fácil echarle la culpa a él de toda mi desdicha, pero no lo hago porque yo soy responsable de mis actos y decisiones, y aunque fue muy hábil, nadie realmente me obligó a nada, ahora estoy yo sola otra vez o al menos así me siento, y sólo eso me debe importar en este momento.
Pero y ¿Si volviera y se decidiera esta vez? Es posible que eso pasé, como es posible que jamás ocurra. Por eso es importante que tome conciencia de mi frágil existencia y asuma que si yo no hago algo por mi no vendrá nadie a ayudarme, eso responde a mi pregunta ¿Debo esperar al príncipe azul? A todas luces la respuesta es NO. Debería llegar un compañero, no un príncipe azul, un complemento a mi vida que ya es, no un Don Juan que quiera enamorarme para hacerme esclava de sus pasiones. Necesito un alma que se realice junto a la mía, un amigo en quien confiar, un amante con quien cada noche pueda inventar el amor, un apoyo que crea en mi como yo creería en su amor, en lo real de nuestro lazo, y por sobre todo, necesito a alguien que dibuje en mi rostro cada mañana una sonrisa, mirar su ojos y saber que cada vez que lo requiera él estará ahí para mi… que me pertenezca, y yo pertenecerle a él.
La decisión está tomada.
Aunque me duela, me perdono a mi misma y a él le digo… Adiós amor.

(CAST)
Siempre es posible empezar de nuevo...

Texto agregado el 11-04-2006, y leído por 732 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
05-12-2007 Hay dos pensamientos que se me vienen a la mente despues de leer este escrito tuyo. Una, es una idea basada en Sastre. "Los Otros", aquellos que no piensan como pensamos y no nos quieren como nos queremos. Y la otra es una frase de Santa Teresa de Avíla, "El Infierno está tapizado de buenas intenciones". Notó que tu quieres ir más allá. No quedarte solo en las buenas intenciones, y eso es totalmente honesto y válido. Te pondré cinco estrellas no por la calidad de tu texto (que quizás bien se las merezca), sino más bien por abrir un poco de ti. Te calificaré por mostrar en estas lineas algunos trazos de tu alma, a nosotros, los nunca bien ponderados lectores incandescentes. Saludos Cordiales. Juan. Obrero-Del-Arte
18-04-2006 Fuerzas y vamos otra vez. DivinoAnticristo
 
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