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Vio a su amigo caminando por las calles del pueblo. Solo. Notó que su mirada guardaba desamor, apatía, aburrimiento por todo cuanto vivía. Se le acercó y preguntó lo que le ocurría. Le dijo que había conocido a una chica, hermosa, hicieron el amor como si toda la vida se hubiesen buscado, y luego, cuando se pudo a descansar un momento, la chica se esfumó de la cama, de su vida, como si despertara de un sueño, de un sentido sueño. ¿No será que lo habrás imaginado?, le preguntó. No, le respondió, hace días que no duermo, no puedo, es mas, no me agrada dormir desde que vi a mi madre y mi padre golpeándose como bestias… Traté de hacer algo, pero amaba a ambos, sus dolores eran míos, sus silencios también… y desde aquel día me fui de casa, les dejé una carta, y mientras me alejaba de sus vidas, una extraña soledad me bañaba como si me ahogara… tuve que hablar con un pasajero que viajaba a mi lado para descargar mis penas, y cuando lo hice, me sentí mejor, mas lúcido y sin ganas de dormir, pues cuando lo hacía, las imágenes de mis padres se repetían como si tuviera campanas sacudiendo mi cabeza, no podía dormir hasta que decidí tratar de no dormir lo mas que sea posible. Le miró los ojos y sintió que su amigo no hubiera dormido desde hace mucho, y si estaba sobre sus pies, parecía a esos caballos que duermen parados y con los ojos abiertos. Le pidió si podía acompañarlo un momento a tomar un café. Su amigo aceptó. Tomaron un auto y bajaron al centro del pueblo, donde había una linda cafetería. Entraron y pidieron café, luego, comenzó a contarle de su vida, de su trabajo, de todo lo que hacía durante el día, pero, su amigo no parecía tener ganas de escucharle. Tuvo que callar y mirar el café y a las pocas personas que se les acercaban. De pronto su amigo se puso enhiesto, así como los perros. Le preguntó si se sentía mal. No, no, no me pasa nada, respondió, es que… creo haber visto a la chica de que te hablé. Se paró y comenzó a fijarse en todas las chicas que pasaban por la ventana de la cafetería. Ella es, le dijo su amigo. Volteó hacia donde le indicaba la mirada de su amigo pero sólo vio un cuadro, un viejo cuadro sobre una de las paredes de la cafetería. Ella es, volvió a repetir su amigo, señalando hacia el cuadro que él estaba observando… Su amigo se paró, y comenzó a caminar hacia el cuadro… y cuando estuvo a unos pasos, comenzó a hablarle al cuadro, como a una persona. Pensó que su amigo desvariaba, que el poco sueño le había ocasionado extrañas visiones… Se paró para ayudar a su patético amigo y cuando estuvo a unos pasos, vio que este se acercaba más y mas al cuadro hasta, para su asombro, penetrar en el mismísimo cuadro, como si fuera una puerta, un espacio desconocido… Retrocedió y vio, con estupor, a su amigo pintado en el cuadro, como si fuera una alucinación. Pensó que no podía ser, que estaba enloqueciendo, y, sin entender, y sin querer entender un poco mas, decidió salir a la calle, rumbo hacia su casa. Mientras caminaba recordó que tenía una foto de su amigo en su billetera, la sacó, vio la foto, y observó que su amigo estaba acompañado de la chica del cuadro. Guardo la foto. Llegó a su casa y se dispuso a leer un libro. Tomó un aperitivo, y se puso a leer hasta quedarse dormido sentado en un sillón de su biblioteca. Soñó con su amigo, con la chica, con las pocas personas que conocía, con sus padres, con su perro, etc… Despertó y se dio cuenta que su mundo real había sido bombardeado por la presencia de una extraña amistad. Se vistió y luego de tomar algo, se dispuso a salir hacia su centro de labores, cuando le pareció escuchar unos gritos, unos golpes. Se detuvo y vio que frente a su casa vivía una pareja que, en esos momentos estaban golpeándose de palabra y manos. Sintió un impulso y fue a tratar de pararlos. Tocó la puerta, y de pronto, todo se hizo un gran silencio. Le abrieron la puerta y salió su amigo con la cara arañada. Hola, le dijo… Hola, le respondió, y luego, se fue hacia su centro de labores, y mientras se alejaba, escuchó que su amigo y la chica continuaron golpeándose, al mismo tiempo que reían como hienas… |
Texto agregado el 11-04-2006, y leído por 299 visitantes. (1 voto)
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