¿Has visto a un niño abriéndole la mano al vuelo de una burbuja? ¿Te has dado cuenta como se le dilatan los ojotes pues el pobre está convencido de que la bolita de jabón se apoyará suavemente en su palma como si fuese una hoja de árbol o un trompo girando? El tontuelo cree que podrá mirarla por varios minutos y caminarle con el dedo por todos los rincones!. Y no sólo eso! Claro que no! Además, se cree capaz de llevársela corriendo a su hermanita más pequeña para mostrársela; guardársela en la mochila y soltarla en el colegio dejando boquiabierto hasta al más sabandija de la clase. Já. No es para reírse. Así te miré yo cuando te conocí hace poco más de un mes. Caramba! Que feliz se me había puesto el aparato respiratorio por haberte encontrado andando por ahí. Pensé que una burbuja que había volado por veinticinco años y seguía con tan lindos colores sería una perfecta razón para ponerle freno de mano al mundo y dedicarse a sonreír. Y fue precisamente eso lo que hice. Paré lo que estaba haciendo y estiré mi mano hacia tu vuelo. Como un niño. Exactamente con la misma dilatación de ojos y con los mismos planes. Exacta e inocentemente igual.
¿Sabes cuáles son las graciosas diferencias de todo este asunto? El niño, al ver que la burbuja explota llenándole la carita de agua, pone esa expresión de sorpresa haciendo una enorme O con la boca. Después, mira a su mamá que a su costado le sostiene el vasito, y se ríen juntos. Mete el tubito nuevamente al vaso, le da vueltas, lo saca y con un soplo inventa diez mas lindas que la anterior! De las gotitas que le salpicaron a la cara ya ni se acuerda. Tú en cambio no te hiciste gotitas. Garija! Tu big-bang fue un poquito diferente. Te abriste como una magnolia y aparecieron trapecistas, unicornios, soldaditos de plomo, filarmónicas, cuentacuentos, desfiles de locos, familias enteras de caracoles! Yo no podía creer lo que estaba pasando y seguía observando como todas esas mariposas, nogales, besos, abuelitos y ratones se me iban colando adentro. Fue una cosa graciosísima que duró semanas! No bien acababa de instalarse una tribu de tus indiecitos en mi hombro venían un par de tus garúas tomadas de la mano a lloverme sobre la testa! AAAAA!! También habían abejas de miel y carreras de monociclos. Ya ni dormía bien mirando todo el nuevo planeta que me había nacido sobre el pellejo. Estaba encantado con tantos pies y patas caminándome encima.
Y bueno, te sigo contando. Un día de estos uno de los indiecitos (al parecer uno de los más jóvenes) intentó clavar su tienda en mi pecho con unas enormes estacas de madera que había hecho. De la punzada desperté gritando a mitad de la madrugada. Se armó semejante lío en la tribu que al rato todos los caracoles, trapecistas, abuelitos y otros bichos ya estaban discutiendo sobre la situación en medio de mi pecho. Se suponía que no nos íbamos a quedar - dijo el jefe indiecito y los caracoles concordaron en que eso era lo que ellos también habían entendido desde un comienzo. Los soldaditos de plomo protestaron y dijeron que a ellos les había gustado el lugar. Todos estaban muy preocupados con la situación. Los bares y plazas se llenaron. Los de los monociclos se empezaron a dar de pedradas con los nogales y yo de tanta tristeza y desesperación me quedé dormido.
Desde aquel dia me cubrí la ciudad con ropa negra para que no te dieras cuenta del desastre ocasionado. De esa forma pudimos y podemos seguir leyéndonos los cuentos tranquilos, darle a las clases de portugués, al libro que me mandas a retazos, a los te odio, las caras de duda existencial y a los shhhhhh garijo! Tú no pareces percibir el lío y sigues estallando en alquimistas chistosos, estrellas de mar y abrazos. Tal vez te das cuenta y no lo puedes evitar. Es la naturaleza de tu big-bang-burbuja ¿verdad?
Hoy me fui al cine como te conté y chillé como un chango con una película estúpida en la que todos se enamoran. Cuando llegué al cybercafé ya estaban por cerrar. Y Cerraron. Claro, conmigo dentro. Así que terminé a las cinco de la mañana escuchando a Vinicius de Morães y a Tom Jobbin cantar Tristeza mientras yo bailaba en medio de las computadoras. Si, exacto, como un loquito. Creo que tienes un poco de razón. También canté O Sole Mio y me destruí cuatro veces con los veintiséis minutos de Un hada un cisne. Claro que no las conoces todas.. por eso te las mandé en un disco que espero te llegue en unas horas junto a otros cosas que escogí para hacerte sonreír. Ya sé que te dije que te iba a mandar pájaros pero eso fue solo mantener la incoherencia de este sueño de Buñuel. La verdad María José, hasta donde yo sé, no hay pájaros que atraviesen el Atlántico. Lo que sí existe (y es una confirmación de que todo es posible como dijiste) es un señor que viene y recoge sonriente de mis manos el sobre que preparé y te lo lleva de Rio hasta Madrid tan rápido que me deja despeinado. Estoy rogando que te guste pues ayer que te vi triste cometí la estupidez de prometerte que sonreirías hoy. Qué tonto!.
Lo jodido del asunto (que espero podamos dejar de lado) es que ese paquetito es una confirmación de que soy tu amigo y de que existo, de que camino, de que sonrío y miro con ojos marrones, de que tengo un metro setenta y nueve de huesos que me sostienen cuando el alma se va de parranda, de que soy mas que un grupo de cuentos de bajo calibre.
Bueno ya. Acá los caracoles, indiecitos, trapecistas y el resto de bichos que hoy han estado de parranda te mandan a decir que se sienten bárbaramente orgullosos de ser tus hijitos. Se han pasado toda la noche conmigo y hemos bailado, cantado, bebido y reído en nombre de tus veintiséis años, como Dios manda.
Yo por mi parte, y ya para finalizar, sólo tengo que sonreír y gritar. El mundo que salió de ti y que me ha venido a visitar me ha llenado de chispas los días. De si se van a ir o a quedar no me quiero preocupar ahora. Fue el big-bang-burbuja. Yo no estaba advertido y estiré la mano como un niño. Inocentemente. Como cuando era canijo... o garijo. Ahora, habrá que atenerse a las consecuencias nomás y talvez pedirle encarecidamente al señor Buñuel que se ponga los calzones al revés y nos invente un final andaluz. ¿Qué te parece?
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