Pude haberlo matado
Pude desgarrar sus entrañas con mis manos
Pude oir su voz aguijoneando en mis oídos
Hasta el centro de mi sistema nervioso
Pude haberlo matado mientras sonaba en mi cabeza
Una macabra melodía de ánimas cansadas
Puede haber desgarrado su cuerpo
pasar mis dedos entre sus cabellos de nieve
se despiertan mis sentidos solo pensarlo,
muerto en mis brazos...
bailé un vals siguiendo sus pasos
mientras los demás cantaban locamente,
deliramos juntos en una bruma espumosa.
Me tocó los sentidos con sus labios pálidos,
me desangró el alma con sus besos oscurecidos y sangrientos
y sus palabras de agonía,
me embriagó hasta las náuseas,
sus ojos vacíos y su lujuria hambrienta,
me empalagó hasta el asco,
su lengua de serpiente y sus gestos de fiera
se convirtió en leopardo y me desgarró el vientre,
la música insesante nos embriagaba más y más
¿O era el sabor de nuestra sangre aún no coagulada?...
Lo dejé con vida gritando de furia,
me dejó respirando mientras cantaba,
pude haberlo matado para callarlo,
pero elegí bailar con él gritando.
Media noche,
tres de la madrugada,
a la mañana siguiente ya éramos dos fantasmas,
al mediodía ya de nosotros no quedaba nada,
solo las huellas de nuestra danza.