Magdalena, la niña peliroja de ojos grandes y pecas en la cara jugaba con el viento que movia suavemente las palmas erguidas y arrogantes pero impotentes ante el juguete predilecto de ella;daba vueltas sobre si misma mirando siempre hacia arriba, hacia la cúpula azulada, tratando de coger con sus pequeñas manos algo de viento para guardarlo en un cajón y mostrarselo a sus padres cuando llegaran del trabajo en la noche.
Horas y horas todos los días se quedaba Magdalena tratando de quitarle la libertad a un poquito de viento, lo intentaba no solo con sus manos sino tambien con cucharas, frascos, cajas, bolsas.... pero era inutil,
- ese maldito viento no se deja coger-
decia Magdalena cada vez que fallaba en sus múltiples intentos por atraparlo, pero nunca perdía la fé,
- algún dia lo cogeré por sorpresa, ya verá -
gritaba sonriendo y corriendo de un lado a otro.
Un día como los otros, sin ninguna diferencia aparente, Magdalena se dió cuenta al mirar por la ventana de su cuarto que el viento estaba muy fuerte, lo notó porque las palmas que estaban plantadas en el patio de su casa se meneaban a los lados como queriendo escapar del lugar, los ojos grandes y perfectos de la niña brillaron con un resplandor infinito, casi perturbador,tomó de la mesita de noche una bolsa de terciopelo rojo que le había regalado su abuela cuando cumplió 5 años hace 2 meses,salió rapidamente de su cuarto sin fijarse que su niñera,Anita, le subia el desayuno al cuarto, pasó al lado de ella tirando la taza de chocolate caliente que le había preparado y con ella el trozo de pan que tanto le gustaba, no importó eso, no se dió cuenta de nada, solo era importante,muy importante, atrapar a ese maldito viento escurridizo y burletero, cuando llegó al patio trató de mirar al cielo como siempre lo hacía pero por culpa del viento su pelo largo y rojo como rubí le tapó los ojos y tuvo que detenerse un momento a organizarlo,
- ni creas vientecito que no te voy a quitar hoy algo de aliento-
y diciendo esto con gran decisión como lo haría el mejor de los cazadores, abrió la bolsa de terciopelo rojo, la elevó sobre su cabeza con las dos manos y comenzó a correr como nunca lo habia hecho, a los pocos minutos sintió como si algo hubiera entrado en la bolsa y quisiera escapar desesperadamante por lo que Magdalena la cerró de inmediato haciendo el nudo que le había enseñado su papá para atar los cordones de sus zapatos, se detuvo exausta y se tiró al piso, claro que sin soltar la bolsa inflada por lo que había atrapado...
- lo atrapé, lo atrapé!!! -,
gritó desaforadamente aún tendida en el piso, se sentó y abrió un poco la bolsa para corrobar su hazaña... sintió que una leve y cálida brisa recorría su rostro, entonces la cerró muy rapido cuidando que no saliera mas.
Al entrar a su casa con la bolsa en la mano y bien aferrada, Anita la detuvo del hombro y reclamandole su mala educación notó en la mirada,a decir verdad, no solo en la mirada sino en sus facciones, en la forma de su nariz, sus pómulos, su rostro en general que había algo diferente en ella,se veía desorientada, sonreía, pero con una sonrisa astuta, no era una sonrisa de niña, era una sonrisa de alguien mas, un adulto quizá...Anita sin entender que le había pasado a Magdalena notó la bolsa que llevaba en su mano izquierda y trató de quitarsela para ver que había dentro, para buscar algunas respuestas que en ese momento eran su mayor preocupación, pero Magdalena desesperada por no perder su tesoro mordió abruptamente a Anita quien soltó a la niña de inmediato y mirandose la mano vió la marca de los dientecitos de esta con algo de sangre, cuando reaccionó del impacto ya Magdalena no estaba allí, habia subido a su cuarto y habia cerrado la puerta con llave.
Estando a solas, Magdalena miraba detenidamente la bolsa, su cuerpecito temblaba de exitación, su corazón latía tan rapido, casi para explotar, sus ojos ya no brillaban con una luz propia, era la luz de alguien mas, no de Magdalena, no abrió la bolsa, le temia, quería ver al viento atrapado o por lo menos un pedacito de el, algo que hace tanto tiempo estaba buscando con ansias, pero una vocecita muy dentro de ella le decía que lo liberara, que era lo mejor para los dos, pero aún así no la abrió, tenía un extraño presentimiento,así que mejor la contempló el resto del día hasta quedar dormida.
Cuando llegaron sus padres, Anita les contó con detalles grandes y pequeños lo sucedido, mostrandoles las heridas del mordisco que le había proporcionado Magdalena, su padre enfadado y con gran curiosidad por preguntarle a la propia Magdalena la razón de sus actos, subió enseguida a su cuarto , seguido por su madre y Anita,abrió la puerta con la llave de repuesto que siempre guardaba, pero encontró a la niña dormida y con la bolsa en su mano, la tomó suavemente y la abrió, de inmediato salió de esta un pequeño remolino de viento que se dirigió rapidamente hacia donde dormia Magdalena, la envolvió por completo y en cuentión de segundos Magdalena desapareció a la vista de sus padres y Anita,
- ahora soy libre gracias a ella...ella ocupará mi lugar ahora, ya puedo descasar-,
se escuchó la voz de un anciano cansado que fue disolviendose en la habitación;por la ventana entreabierta salió lo poco que quedaba del remolino que ahora era una brisita cálida y liviana.
y Magdalena, la niña peliroja de ojos grandes y pecas en la cara, ya no juega mas con el viento...ella es el viento.