La paloma obesa me mira desde la antena,
dobla el cuello y picotea sus alas.
Espulga de parásitos el plumaje,
alza la cabeza y reta al sol vespertino.

Es una tarde bochornosa
Percudida de inmundicias vehiculares
que transitan en acoso
hasta la madrugada:
Aire remolido,
vientos oxidados,
spray de fetideces
y una que otra virginidad masculina.

La antena cede a los vaivenes del viento
O a la obesidad del ave
frágil lámina de tubo
donde aletea por precaución
y se refugia en la cúpula de la iglesia.

De Allí mira el “paseo de las bolsas”:
Es una calle de neones y estridencias
Donde los mujercitos mueven la cartera
como en boliche,
y las mujercitas la bambolean
Llevando el ritmo con el golpe del tacón.
En la misma calle, diferente acera.
¿Qué dirán las miradas?
¿Y aquel adolescente? ¿A qué puerta tocará?
Un policía indeciso no sabe a dónde mirar
y la fiebre es otra pelota en el vientre.
Tal vez su decisión la defina la suerte.

Cerca del cielo la paloma amamanta a los huevos
con el calor de su cuerpo.
Las campanas llaman a misa de siete
y las devotas apresuran el paso,
doblan por otras calles
evitando las cornadas del fauno
el mismo que sueñan,
cuando la noche es un baile de llamas.

La otra cara - prosa-

La paloma obesa me mira desde la antena, dobla el cuello y picotea sus alas. Espulga de parásitos el plumaje, alza la cabeza y reta al sol vespertino.
Es una tarde bochornosa, que se percude porque los vehículos dejan una estela de inmundicias, que transitan hasta el acoso de la madrugada: Aire remolido, vientos oxidados, spray de fetideces y una que otra virginidad masculina.
La antena se mueve por el viento que salió de lugar; o la obesidad del ave ha doblado la frágil lámina del tubo y ella ha decidido aletear por precaución y se refugia en la cúpula de la iglesia.
De Allí se mira el “paseo de las bolsas”: es una calle de neones y estridencias donde las manos de los mujercitos mueven la cartera como si jugaran al boliche, y ellas— las mujercitas— la bambolean llevando el ritmo al golpe del tacón. Están en la misma calle, pero cada grupo ocupa diferente acera. ¿Qué se dirán las miradas? ¿Y aquel adolescente a que puerta tocará?
El policía está Indeciso no sabe hacía donde ir y la fiebre que lleva es una pelota más en el vientre. Tal vez el siguiente paso lo resuelva una moneda en el aire, - el volado de la vida.

Cerca del cielo la paloma amamanta a los huevos con el calor de su cuerpo.Las campanas llaman a misa de las siete y las devotas apresuran el paso, doblando esquinas para evitar las cornadas del fauno en los sudores del sueño.