Al día siguiente, apenas arribado el carruaje del Gral. San Martín a la sencilla pero muy acogedora vivienda, ya estaba Simón Bolívar en la puerta esperándolo.
- Y cómo descansó mi General..?
- La verdad…, como si fuera la última vez que lo haría en mi vida. Una barbaridad…
Además excelente el desayuno y el almuerzo que me hizo servir. Luego del desayuno fui a recorrer un poco Guayaquil, almorcé y aquí estoy. Son ya casi la una del mediodía.
- Efectivamente, General, y no se olvide que esta noche tenemos banquete y baile…-
- Ustedes sí que saben vivir aquí en Guayaquil, mi estimado Bolívar.-
- Se hace lo que se puede, General… Bueno, si gusta pasar.

Nuevamente las puertas se cerraron. Nuevamente la falta de testigos.

- José, disculpame, pero ayer no te pregunté por tu esposa, cómo anda doña Remedios…?
- Mirá, si te digo bien, te miento. Estoy algo preocupado, no se cómo la voy a encontrar cuando regrese. Y la verdad es que mucho no la atiendo a la pobre.-
- Y también con esta vida que llevamos los libertadores…, qué querés.-
- A propósito, hoy mientras paseaba por la ciudad iba pensando, no..?, lo de ser presidente del Perú es sólo un hipótesis..?, o acaso tenés alguna información de la que yo carezca..?-
- No tengo precisamente LA información. Pero son años en esto. Te van a ofrecer la presidencia, acordate lo que te digo… Pero está bien, aceptés o no aceptés mi ofrecimiento sigue en pie.
Sólo no te vas a poder arreglar en Perú, y qué…, va a quedar sin terminar lo que comenzaste..?-
- Está bien, tenés razón, pero esa hipotética presidencia, o generalísimo del ejército, o lo que quieran proponerme no lo voy a aceptar. Dejaré, eso sí, instalado y organizado el Congreso, de manera que el pueblo pueda gobernar, y luego me voy para Chile. Y si hay que seguir peleando contra De La Serna, que está muy fuerte en Cuzco, dejo todo preparado y lo pongo al frente del ejército a Rudesindo Alvarado. El ya se las va a arreglar. Y si luego aparecés vos, mejor…, me quedo mucho más tranquilo.-
- Sí…, no quiero meter púa, pero te digo que a ese Alvarado, mucha fe no le tengo, y menos contra De La Serna que es una fiera. Pero bueno…
- No, no creas, es bueno don Rudesindo, como lo llamamos nosotros. En realidad su nombre es Isalteño Rudesindo Alvarado.-
- Y luego, si en Perú las cosas van razonablemente bien, sabés que idea tengo..?-
- Sí, ya me imagino seguir hacia el sur…-
- Exactamente, hasta Potosí.-
- Mirá si te conoceré, Simón..! No podés con tu genio…-
- Sabés que pasa..?, lo tengo a Sucre, y eso es ya garantía de triunfo. Quiero liberar Potosí, que no pertenece a las Povincias Unidas del Río de la Plata, y luego sí, ya me retiro.-
- No, yo quiero solucionar algunas cositas pendientes en Chile y, cuanto antes estar en Buenos Aires. Además te digo algo confidencial, me parece que se viene un despelote con la Banda Oriental, que ni te cuento…-
- Y…, es de prever. Una provincia del Río de la Plata, enclavada en territorio brasileño, y encima soñada por Inglaterra para meter una cuña entre españoles y portugueses, que se puede esperar…-
- Estoy cansado, Simón, muy cansado… Esto de Rivadavia me está afectando mucho. Si las peleas internas siguen y la ayuda no llega, y la envidia continúa como hasta ahora, te digo que me voy a Europa y a otra cosa. Yo con lo mío ya cumplí. Además, te digo, no tengo vocación de poder. Vos sos distinto. Que se yo…, te gusta más conquistar, gobernar, pero a mí esas cosas, qué querés que te diga…-
- Y a donde te irías..?, a España..?-
- Ni loco..! A cualquier lugar menos a España. No te olvides que estoy combatiendo contra el ejército español, así que… No sé, posiblemente Francia. Pero bueno…, falta mucho por ver todavía.-
- Sí, es legítimo. Como también lo es el que seamos tan distintos.
Lo que sí nos queda es informar a la Logia de Londres que la misión que nos encomendaron allá por 1811, está cumplida, qué te parece, José..?-
- No, pienso que no. Esperemos a ver que pasa con Perú. Cuando esté definitivamente solucionado enviamos el informe final. Total, de lo que está ocurriendo, están bien informados, no te quepa duda…-
- Listo José, todo está acordado, Nueva Granada y Gran Colombia están liberadas, Chile y las Provincias Unidas también. Queda ese problema a futuro que puede llegar a ser la Banda Oriental, pero los realistas fueron expulsados, y esa era nuestra misión, Brasil no nos pertenece y de Perú no te preocupes, en el peor de los casos para dentro de dos años no queda un solo español en el gobierno. Y a Potosí dejámelo a mí, que le tengo unas ganas…-
- Macanudo chamigo… Ya sabía yo que de esta entrevista algo positivo iba a quedar.-
- Y…, nada menos que el compromiso de la consolidación definitiva de la independencia de los países de América, qué te parece..? A veces me pregunto, qué dirá la historia de nosotros, no..?
- Vaya uno a saber… Te digo que no me desvela ese tema.
Bueno che…, ahora pasemos a lo más divertido, cómo es la joda de esta noche..?
- Mirá, ya son más de las cinco de la tarde. Andá, cambiate y a eso de las ocho te espero por acá, estamos..? Lo demás es sorpresa.
- Estamos.-

San Martín se sorprendió.
El banquete fue realmente espléndido, y luego un fastuoso baile. Bien al estilo Bolívar.
Y todo terminó con un brindis.
Evidentemente las personalidades de Bolívar y de San Martín eran muy distintas.

- “Brindo, señores, por los dos hombres más grandes de América del Sur, el General San Martín y yo.”-, expresó Bolívar, a la hora del brindis.
- “ Brindo por la pronta terminación de la guerra, por la organización de las nuevas repúblicas del continente americano, y por la salud del libertador de Colombia”-, contestó San Martín.

Lo demás es historia conocida. San Martín se embarcó en el Macedonia hacia el Perú. Allí se enteró de los desaguisados de Monteagudo, tal como temía, que originó un complot en el que intervino el abogado José de la Riva Agüero. Renunció a los cargos y honores que, tal como le había vaticinado Bolívar le ofrecieron, organizó el Cabildo, puso a Rudesindo Alvarado al frente de las tropas para luchar contra De La Serna y el 20 de septiembre se embarcó hacia Chile.

Pasado los años y desde su exilio en Francia, estaría pensando San Martín, “qué zorro viejo era este Bolívar. Realmente De La Serna lo hizo bolsa a Rudesindo Alvarado en Terata… Si no hubiera sido por él, no sé que sería hoy del Perú.”
En efecto, Bolívar tuvo que hacerse cargo de la situación, y finalizar con lo que San Martín había iniciado, con las victorias de Junín y Ayacucho en 1824, victorias en las que el accionar de Sucre fue definitorio, sobre todo en la de Ayacucho.
Y hasta se dio el gusto de clavar, luego, en Potosí un mástil con las banderas de todos los países que había liberado. Le gustaban los honores y el poder a Bolívar.
A tal punto de que, si bien no aceptó por ética, que a este último país lo llamaran “Bolívar” como se pretendía, no le cayó nada mal que el nombre fuera el de Bolivia.
San Martín falleció en Francia, en Boulogne Sur Mer el 17 de agosto de 1850. El ya había planeado pasar sus últimos días en Francia.
Bolívar, en cambio, no había planificado pasarlos viajando. Cuando decidió también embarcarse para Europa y se dirigía para eso a Cartagena, falleció en pleno viaje, cerca de Santa Marta el 17 de diciembre de 1830.

Que lo parió..!, estos sí que era dos grandes de verdad…