Calixto y Leila
Leila, hija de Zoe y Medea contraería nupcias con el apuesto Sixto. Solo faltaban dos semanas
El palacio se estaba preparando. Los jardines empezaban a estar esplendidos, y poco a poco llegaban las figuras que adornarían el paso de los contrayentes.
Sixto había pedido a un escultor la realización de algo especial, y por fin se encontraba en palacio.
El maestro espero a que todos estuvieran delante para destapar su gran trabajo. Era una estatua de Calixto, hermoso, puro, el mas bello.
Los reunidos quedaron prendados de inmediato, comentado la maravilla de la obra, todos menos Leila. Esta quedo parada contemplando la hermosura del cuerpo que tenia ante sus ojos. Deseo que cobrara vida, y poder dar rienda suelta a todas las fantasías que estaban pasando por su mente.
Al llegar la noche, cuando todos se habían retirado a dormir Leila salio para poder estar a solas con el. Se acerco. El frío mármol la hizo estremecer, entrando en una especie de trance. Su cuerpo se pego al de Calixto y los labios besaron cada centímetro del frío mármol, sintiendo como si las mismas caricias se posaran en el suyo.
Durante doce días repitió el mismo ritual. Ni ella misma sabia porque, pero necesitaba estar con el.
Solo faltaban dos días para el gran acontecimiento. Leila despertó llorando, no podía casarse con Sixto, no le amaba.
Paso el tiempo pensando, implorando ayuda a los Dioses. Esta noche seria la ultima antes de su matrimonio. Agotada de tanto pensar quedo dormida, y como si todos los Dioses se hubieran puesto de acuerdo, en el sueño le dieron la solución .
Esa noche, Leila fue al lado de su amado, desnuda con su belleza al descubierto, se acerco y dándole un dulce beso en los labios le susurro –Ahora estaremos juntos para siempre, los Dioses nos ayudan- a su lado, apoyándose ligeramente es su hombro fue como la encontraron al día siguiente.
Se dice que con el paso de los días, su cuerpo fue tornándose mármol hasta alcanzar la pureza de su compañero Calixto
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