Pasifae, reina de Creta, era la mujer del rey Minos. A ella, el dios Poseidón le había dado como regalo un precioso toro blanco como la nieve. En el mismo instante en que Pasifae vio por primera vez al Toro quedó prendada de él. Del amor entre ella y el toro nació un monstruo con cabeza de toro y cuerpo de persona, al que llamaron Minotauro. Minos se negó a sacrificar al animal a pesar de ser símbolo de la infidelidad de su esposa y de ofensa hacia el dios Poseidón; en lugar de esto, Minos encargó a Dédalos “un importante arquitecto” que construyera un laberinto tan intrincado que fuera imposible salir de él sin ayuda y encerró al Minotauro y lo alimentaron con jóvenes víctimas humanas que Minos exigía como tributo de Atenas.
Mientras todo esto ocurría, Pasifae tenía una hija llamada Ariadna, que fue criada con las palabras de su madre de que su hermano (el Minotauro) había sido un error de la naturaleza y que este error no era solo físico, sino que era una criatura terrible, que merecía la muerte y que la única razón por la que estaba vivo era porque Minos era una persona extremadamente buena. La joven Ariadna creció con estas palabras pero en su mente había muchas lagunas, ¿realmente era tan malo? ¿Había conocido algún otro modo de vida o simplemente le habían criado devorando personas?
Un día, el griego Teseo se mostró dispuesto a acabar con los sacrificios de personas que eran necesarios para alimentar al Minotauro y se ofreció a sí mismo como una de las víctimas. Cuando Teseo llegó a Creta, Ariadna se enamoró de él. Después de hablar con Ariadna, Teseo cambió sus planes de querer matar al Minotauro. Entre los dos decidieron entrar e intentar averiguar que había de verdad en lo que se decía del Minotauro.
Ariadna poseía un ovillo de hilo que le había dado Dédalo, ataron un extremo a la puerta del laberinto y fueron soltando a lo largo de su recorrido. Cuando se encontraron con el Minotauro dormido, lo ataron por seguridad y esperaron a que se despertara. Una vez el Minotauro despertó, resultó ser un ser bueno con una gran capacidad para inventar historias debido a que Minos había instalado una inmensa biblioteca en el laberinto. A pesar de que era un ser culto e inteligente, tenía un desconocimiento total de la razón por la cual se encontraba ahí metido. De hecho, ignoraba lo que había más allá de los muros del laberinto, a excepción de lo que podía imaginar por los libros que había leído. Y por supuesto, no tenía ni idea de quienes eran sus padres y ni mucho menos de que tenía una hermana.
Teseo y Ariadna, con la ayuda del ovillo, consiguieron sacar al Minotauro del Laberinto y le mostraron todo cuanto pudieron del mundo exterior. Después de mucho meditarlo y costándole un gran esfuerzo, Minos decidió encerrar a Pasifae en el laberinto, ya que era ella la verdadera culpable de que el Minotauro hubiera estado encerrado tanto tiempo y de que hubiera muerto tanta gente inocente sin motivo alguno.
El minotauro resultó ser un increíble escritor que se hizo famoso a pesar de su apariencia desagradable. Teseo y Ariadna se casaron y tuvieron un hijo del que fue padrino su tío, el Minotauro. A pesar de que no se lo merecía sacaron a Pasifae del laberinto y la dejaron ir al bautizo y conocer a su nieto, aunque ya nunca volvió con Minos y decidió irse lejos y vivir como si no tuviera familia.
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