Miré por mi ventana por la noche,
te ví acurrucada en la luna sin mi abrazo,
ansioso me acerqué y tome tu mano,
e hicimos de esa cita acostumbrada
las cosas que ni en sueños se acostumbran.
Te ví solita y solitaria sin mi mano,
como esas niñas que en la feria se han perdido
por soltar la mano de su madre, queriendo
alcanzar el vestido de un hada, o huyendo de un payaso.
Corriste hasta mis brazos debiluchos,
que después de cargarte comenzaron a temblar
entonces te besé muy tiernamente, y la sal de tus ojos
quizo brotar, soy un tonto por no evitarlo, lo sé.
Te ví tan triste y solitaria que alejarme no pude
y me puse a cantarte una alegre melodía, para que
pasando la noche y llegando el día, olvidaras las penas que te impuse.
Efímeros los sueños de los meses, se asoman
y amenazan con dejarnos, si no acudo por tí en esta noche,
dejandote dormir en mi regazo,
porque algo que olvidé es que nunca estuviste sola,
sólo que tardé demasiado en enterarme, perdón.
Te dejé por mucho tiempo solitaria,
ocupado de crearte una casita,
no me fijé y estuvo lloviendo,
y sola te mojaste tu ropita. |