-Hola linda.
-Hola, requetelinda
-Dime, requeterequetelinda ¿Cómo encuentras que me quedó el peinado?
-Mortal, requeterequeterequetelinda. Pero no has dicho nada de mi traje rojo y abotonado a la izquierda.
-Maravilloso, requeterequeterequeterequetelinda. Te queda pintado. Estás como para desfile. Y hay que ser valiente para usar eso con los tiempos que corren. ¿Y te gusta este pinche de lengua de víbora que puse en mis cabellos?
-Te queda pintado, mi requeterequeterequeterequeterequetelinda. Refleja a la perfección lo que tú eres. ¿Y no has reparado en mi exclusivo tapado de piel de murciélago?
-Si, mi requeterequeterequeterequeterequeterequetelinda. Es realmente una belleza. ¿Y que me dices de este par de aros de ojos de sapo que uso hoy?
-Son de una belleza espectacular, mi requeterequeterequeterequeterequeterequeterequetelinda. Tú sabes que somos preciosas y que cualquier cosa que nos coloquemos, nos hará lucir encantadoras. Por ejemplo, mira como se ven mis pies con este par de zapatos de piel de chupacabras.
-De rechupete, mi requeterequeterequeterequeterequeterequeterequeterequetelinda. No hay caso con nosotras ¿no?
-No mi requeterequeterequeterequeterequeterequeterequeterequeterequetelinda. Somos únicas. A propósito, mañana tengo que asistir a un aquelarre que organizan los Brujos Repatriados. Allí me encontraré con mi amorcito Omar Pata de Cabra.
-¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee? Dices que te vas a ver con Omar Pata de Cabra, mi requeterequeterequeterequeterequeterequeterequetelinda?
-Si, mi requeterequeterequeterrequeterequeterequetelinda. Con el mismo ¿Por qué lo preguntas?
-Porque si bien sabes, mi requeterequeterequeterequeterequetelinda, Omar Pata de Cabra fue mi primer novio.
-¡Noooooooooooooooo! ¡Jamás lo hubiera imaginado, mi requeterequeterequeterrequetelinda!
-¿Insinúas que es mentira acaso, mi requeterequeterequeterrequetelinda?
-¡Es que el es mucho más joven que tú! ¡No tiene más de quinientos años, mi requeterequeterrequetelinda!
-¿Y que edad crees que tengo yo, mi requeterrequetelinda?
-Debes andar fácil por los ochocientos años, mi requetelinda.
-¿Tú estás loca, mi linda? Apenas tengo seiscientos años, soy una adolescente todavía.
-Ja.
-¿Qué ja? ¿Acaso dudas de mi palabra, bruja infame?
-¡Que te revientes!
-¡Púdrete!
-Esto no tiene nombre
-Entonces pongámosle fin
¿Y por qué no, continuará?
|