XV
“Porque pensás que te voy a besar?... no… no te voy a besar… no te voy a besar hasta que vos me lo pidas… hasta que vos lo desees… yo quiero, si, quiero ahora y quise siempre besarte…siempre me atrajiste… me atrajo tu boca… pero no te voy a besar… no ahora… no hoy…
Solo quiero que dejes poner mi mano en tu pelo… eso no te molesta o si?
Acariciar tu pelo… tocar con mis dedos tu cara… eso quiero y eso voy a hacer… ves… así… seguir con mis dedos el arco de tus cejas… bajarlos por la nariz…rozarte apenas… eso me basta… así… poder tocar tus labios ya es suficiente… acá… en tus comisuras… dejar que mis dedos las sientan… las palpen… se lleven el roce de tu piel…
Le decía mientras lo iba haciendo, sintiéndola temblar, levemente, y sintiendo como su mirada aprobaba y desaprobaba al mismo tiempo, ella hizo un intento por detener su mano, pero el lo paró con la otra mano y entrelazando sus dedos con los de ella se la llevó a la espalda… estaban en el medio de la vereda, sus cuerpos no estaban juntos, él había dejado la suficiente distancia como para que no se intranquilizara…
“Que me ibas a mandar a decir por correo? Que soy un tarado? No me ibas a decir nada nuevo… si lo soy… lo soy por no haberte dicho esto antes… por no haber hecho esto antes… en la galería… te imaginas si lo hacía en la galería? A vos…? Justo a vos? si te hubiera agarrado así?... ya la veo a la Urraca gritando con los ojos abiertos antes de desmayarse…Omar… Ud. Omar haciendo esto… a la Srta.?... como puede?
Ella sonrió y con la sonrisa el pulgar de él rozó los dientes, nunca supo si fue accidental o si ella tuvo intención de hacerlo, pero la humedad de su lengua dejó una huella en su yema… la mano que estaba en la espalda la presionó atrayéndola hacia si… no mucho… sin que sus cuerpos se tocaran…
“Además no me iba a ningún lado…te dejaba la libertad de que eligieras que decir… que hacer…porque lo que elijas o lo que hagas lo tenés que hacer porque querés… porque tenés la libertad de elegir… no porque te presiono.. no porque estoy encima tuyo… eso hacía… también…porque un no me iba a doler menos estando mas lejos…me iba a sentir menos tarado de todo lo tarado que soy… pero no dijiste no… aunque tampoco me dijiste que si… solo me preguntaste como hacías si me querías decir que si.. Ves que sos complicada?... difícil…
En serio te gustaba en quinto?... porque nunca me lo dijiste? Nunca hiciste nada para que yo me diera cuenta… y eso que te miraba eh? No, no necesitas repetirlo…era tarado… y no me daba cuenta… te veía tan seria… tan formal…”
Se dio cuenta que la seguía sosteniendo con la mano en la espalda y que su otra mano seguía acariciando su rostro, ella no hizo ningún gesto como para detenerlo o desprenderse… se dejaba estar…
“Como vas a hacer para ponerme por escrito la respuesta…? Porque yo no te voy a soltar la mano… además seguro que lo vas a hacer con esa letra horrible que tienen los médicos y no te voy a entender nada… No, corazón… no te queda mas remedio que decirlo con esta boquita… con estos labios… y como soy tarado me lo vas a tener que decir clarito… y despacito…ah!! Estoy medio sordo esta noche…seguro que si decís no, no te voy a escuchar…”
Lo dijo sonriendo, su boca sonreía, pero con sus ojos le estaba mirando el alma, ella sostuvo su mirada, como antes… como en la galería, solo que ahora sus cuerpos estaban separados apenas por unos centímetros… podía casi escuchar el latido de su corazón y estaba seguro que ella sentía el de él, porque realmente se le estaba saliendo de tan fuerte que latía…
La miraba allí, tan cerca de él, sentía en su mano los dedos de ella, y en su antebrazo su espalda, el calor de su espalda… así, quieta sin moverse pero tampoco sin resistirse….
Pensó en esos rápidos recreos en que se quedaba mirándola y en el mucho tiempo que había perdido… en porque no se había atrevido a decírselo antes…y en como no se había dado cuenta que le gustaba… “Como me iba a dar cuenta, pensó, si era tan seria… ni siquiera me sonreía… además me sostenía la mirada, firme, como retándome, como desafiándome… si, era un duelo de miradas… y muchas veces ella lo había vencido… entonces él se ponía a mirar el mar… las olas rompiendo en la restinga… las manos sobre el radiador buscando algo a que aferrarse… y se puteaba en voz baja por su timidez… estaba seguro que ella disfrutaba de esos momentos… de su humillación… si, seguro que se daba cuenta de su humillación y lo disfrutaba….”
Entonces no volvía a mirarla en ese recreo, tal vez ni en el siguiente, ni en el otro… y hasta se prometía no volver a mirarla mas… “nunca mas, se decía…para que la voy a mirar… no solo no me da bolilla sino que hasta me debe tener bronca pensaba, todo por la boludez del cerro, en tercero…. Tan mal estuve?”
Pero pese a su voluntad de no mirarla, lo hacía de reojo, la observaba caminar de la puerta de su aula al radiador en el que siempre se paraba, si él salía antes o cuando ya estaba parada allí, si el salía después….
Pero al día siguiente o al otro volvía a poner sus ojos en ella, a mirarla, esta vez si desafiante, como antes, queriendo decirle cosas que no se atrevía a decirle…
Ahora era distinto, ahora ambos se sostenían la mirada, pero no había desafío, en ninguno de ellos, ahora ambas miradas estaban buscando todo lo que no se habían dicho y repasando todo lo que si se habían dicho… el por lo menos si… eso estaba haciendo, en segundos, en los pocos segundos en que la tuvo en sus brazos, acariciando su rostro…
Un sereno que hacía su ronda en bicicleta hizo sonar su silbato y eso lo sacó del momento en que estaba, nuevamente rozó su boca con sus dedos…
“Y… te vas a quedar callada? …que me va a decir esta boquita?”
|