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VI

Estaban casi enfrente de la facultad de Medicina, él no iba mucho por allí, una o dos veces se había acercado, cuando intentaba conocer algo más de Rosario y no estaba tan metido ni en sus estudios ni en su aprendizaje de militancia en LANU.-
Si se había acercado una noche de lluvia para arrancar unos afiches recién pegados y pegarlos en su pieza, algo de Carpani para la CGT de los Argentinos, pero no estaba pensando en eso... en ese momento pensaba en lo distinto que era caminar por las calles de Rosario a hacerlo en Comodoro...
¿Porque no la había acompañado hasta su casa la noche del baile en SUPE?... no sabía... recordaba vagamente que Norma le había llamado la atención por algo después que bailó con ella... fue algo así como "no vuelvas a repetirlo más." algo que no entendió ni se preocupó mucho por aclarar esa noche...
Pero ahora lo recordaba, recordaba haberla visto en el salón y que por temor a ser rechazado no la invitó a bailar hasta cuando era muy tarde, cuando ya casi estaba terminando la reunión...
Si, definitivamente esa noche había perdido una oportunidad... ¿y esta... esta era la oportunidad de poder decirle algo de lo que sentía? ¿Era el momento de decirle más de lo que le había estado diciendo?
Pensó que tal vez si... tal vez esta noche podría romper su temor y su frialdad... no, no era frialdad... era otra cosa... ella estaba como a la defensiva... era amable, casi hasta cariñosa..... pero establecía una barrera... no le daba pie para poder sincerarse... y el seguía pensando como hacerlo.-
De pronto, una luz se prendió en algún lugar de su cerebro y vio la oportunidad: "quién de los dos, miro si venia el tren? Eh? Porque yo no lo hice... ves... si uno viene solo, tiene menos peligro...", la escucho decir...
“Si, tenés razón, a veces uno conversando se distrae y puede cometer errores, pero también es cierto que no se puede estar siempre solo... No te sentís sola a veces? No digo que estés sola, podes estar con mas gente, pero no sé... a mí me pasa”, se confesó, “muchas veces me siento solo, hice amigos acá... pero no es lo mismo, no son como los amigos de Comodoro, es distinto... muchas veces estoy en la pensión y veo que no hay nadie con quien pueda conversar... sabés que estuve como diez día sin decir una sola palabra... nada, ni siquiera buenos días a alguien?.... en serio, me había agarrado como una tristeza y no hablé con nadie durante diez días... cuando me di cuenta no lo podía creer... no había dicho una sola palabra en todo ese tiempo... “
“Que, que hacía? Que sé yo, leía, me pasaba horas enteras leyendo tirado en la cama de la pensión, escuchaba música y leía, ni siquiera iba al comedor... comía fiambre o no comía... no tenía ni hambre... de noche, si no dormía, me iba a caminar por las barrancas que están Pellegrini al fondo... que se yo... caminaba... me gusta ese lugar... es lindo y de noche no hay nadie... eso hacía, leía, caminaba y pensaba... me sentía solo... muy solo... vos no te sentiste nunca así? No, vos no lo debes sentir... vos tenés a Raúl y a Mario sos amiga de ellos, con ellos estudias... se conocen... ves, yo no tengo a nadie que haya sido mi compañero de curso. será por eso que me siento solo a veces...”
Allí se paró, no dijo mas nada, “estoy quedando muy mariconazo me parece, pensó, va a terminar creyendo que soy un maricon que no me aguanto estar acá, pero me lo aguanto... hay veces que no me gusta, es cierto... pero me la voy a aguantar...” trató de quitarle dramatismo a lo que le había estado confesando.
“Claro que eso fue al principio... los primeros días, cuando no tenía Facu y estaba mas tiempo sin hacer nada... ahora no... ahora con las clases y con el grupo no me pasa tanto, sabes que estoy en una agrupación estudiantil... no, no me vengas con eso de que voy a ser un estudiante crónico, yo creo que se pueden hacer las dos cosas... estudiar y hacer política... y en los dos ser bueno, alguien tiene que cambiar un poco las cosas... sino todo va a seguir así... ves, eso me entusiasma, la política, me entretiene, mucho todavía no sé, es mas todo este tiempo estuve dando vueltas para ver con quien me metía, ahora lo tengo mas o menos definido... si quiero hacer política, aprender, ver si se puede cambiar algo... “
“Ya está, pensó, no quedé tan mariconazo y ella de política no debe saber mucho, está en Medicina, allí no hay grupos grandes y menos mujeres en esos grupos”, se dijo, mientras trataba de encontrar algún nombre de medicina que conociera y que estuviera en las agrupaciones que conocía... no se le venía nadie en mente... “no. además ella seguramente que estudia y nada mas... no es de las que se van a meter en algún grupo...”
Pero otra vez se sintió desacomodado... fuera de lugar... no podía confesarle que si, que era cierto que en tercero le había gustado, pero en cuarto también y en quinto, pero que era superior el miedo a quedar en ridículo que a decírselo, como ahora... que también tenía miedo a decírselo francamente y de una vez por todas... miedo a que pensó...
“Y que tiene de malo tener un diario? Eso hacen muchas, escriben lo que les va pasando, después, cuando seas vieja y te pongas a leer todo lo que te pasó te vas a matar de risa... en serio escribiste algo de lo que pasó en tercero? Ja... Mirá cuando dentro de unos años lo leas!!! Y esto también lo vas a escribir?”
“Ya te veo con lentes y leyéndole a tus nietos... era un muchacho bueno... porque vas a poner que soy bueno no? No hablaba mucho, pero me acompaño caminando muchas cuadras... me dijo que en tercero si le gustaba, aunque yo lo tenía escrito en el diario... pero yo lo saque corriendo... yo era muy seria... estudiaba nada mas, quería ser doctora y él no se que quería...”
“Se van a matar de risa tus nietos... ¿Abuela, te van a decir, vos caminabas de noche sola con un muchacho?, eso sí, no les contés que acá los muchachos y las chicas viven juntos... no se lo digas porque no te van a creer tan buena ni tan seria... no... a vos si te van a creer... vos sos seria... pero igual se van a matar de risa...”
Se había aflojado, no le había dicho nada de lo que quería decirle pero se sentía mas suelto, hacía ya unos cuantos metros que había soltado su brazo y no se animo en el próximo cruce de calle a volver a tomárselo, apenas amagó con ponerle la mano en la espalda pero hasta de eso se contuvo...
La seguía sintiendo a su lado, seguía percibiendo su presencia y su roce constante, pero ya no estaba tan tenso... entonces la miró, repitiendo la mirada con que tantas veces la mirara en la galería, desde el radiador, esperando que sus ojos dijeran lo que el no se atrevía... ella solo sonrió, le devolvió la mirada y sonrió...

Texto agregado el 09-04-2006, y leído por 400 visitantes. (0 votos)


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