Te amé por un segundo, en el momento en que las copas elevaron sus cantares a Baco. Te amé por un segundo, donde la narguila quemaba resinas de olor dulzón. Habiendo pasado el segundo, habiendo pasado la magia, te odié como todos los dias.
Texto agregado el 09-04-2006, y leído por 262 visitantes. (9 votos)