Y ahí estaba yo, con el traste apoyado en esas sillitas de niños, tratando de acomodarme le mejor posible para soportar la reunión de una hora y media de mi hija de 8 años. Varios papás nuevos, ellas de 33 y ellos por ahí, con la misma cara que debo haber tenido yo en ésa época, de babosos. Preguntando si la ortografía era necesario corregirla cuando la niñita le escribiera una carta linda y le pusiera “ te quiero” estuviera escrito con “c” en vez de “q”. La profesora, recién egresada dos horas antes, con paciencia le explica que lo deje pasar. Pero se apura en responder todas las preguntas, cosa que nadie vaya a creer que ello no lo sabe todo.
La ayudante, rubia delgada, odiosamente joven,después de decir que nuestros hijos son exquisssssiiiiitttooosss!! parece que en las universidades parten con esta estúpida palabra, comenta que está terminando no sé qué carrera y que Dios la acompaña en todo, yo casi vomitando, acomodo mi trasero, mirando algún trabajo de mi hija que me diga que todo esto vale la pena, algún cálculo matemático o algún descubrimiento para la Nasa.
Para conocer a los nuevos papás había que presentarse con fósforos!!, pensé que era una broma, yo lo había hecho hace 16 años atrás, pensé que por lo menos usaríamos encendedor o linterna!! Pude ver las caras de los nuevos cuando dije que tenía hijos de 19, 10 y 8, me sacaron las cuentas rapidito y apagué el maldito fósforo antes de que me quemara y me diera una pataleta. Mis arrugas a las que les tengo hasta número asignado,y además mucho cariño, me estaban estorbando.
Viene la elección de pastoral, tesorera y varios, yo miro mis botas llenas de tierra por tratar de llegar a la hora porque tenía que ir también a la del niño de 10. La emoción y la alegría me embargaban, cuando pensaba en la otra sala, entonces, las nuevas se hicieron cargo de los cargos,ahí yo se supone que ofrecía mi ayuda por cualquier cosa, ésta vez no me salía el habla y eso es rarísimo!! Muy bien!! Aquí se terminó, cuando me vacunan con 20 lucas para todo el año por conceptos varios, se me ocurre abrir mi bocota y reclamar porque es mucho y miro a los nuevos y veo que pagarían felices 50 lucas por cada cabro, con tal de ir a babearse otra vez , me callo la boca me autodigo una grosería por incomprensiva y me voy. El tiempo pasa dije… y me prendí un pucho, y pensé en un pisco souer, para terminar mi noche.
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