El Titulador de Libros
Evaristo Acevedo reconocía su incapacidad para escribir más de tres líneas coherentes, pero su auténtica pasión era la escritura y el conocimiento.
Evaristo Acevedo, sin embargo, tenía una cualidad especial para intitular obras, que según él, algún día serían escritas por auténticos genios quienes, inspirándose en el Título que él había meditado, llevarían a la humanidad a las más altas cotas de la sabiduría.
Fue por ello que dedicó toda su vida y fortuna a la labor de Titulador de Libros. Sobre ejemplares con cientos o miles de folios en blanco y pastas nobles, encargados a los más prestigiosos encuadernadores de los cuatro confines del mundo conocido, había reunido, en su asombrosa “Biblioteca de Títulos” más de ochocientos mil volúmenes con enunciados de lo más curioso.
Con infinita paciencia y provisto de fino buril, gruesa lupa y pan de oro, había etiquetado algunos de los vacíos cartapacios con llamativos nombres tales como:
“Acotaciones sobre los escritos gnósticos que se hallarán en la tumba de Akenoteph, y sus gravísimas repercusiones para la Epistemología Actual”
“Curiosas características polimórficas (menores) de la rana azul de ciertos humedales amazónicos aún no descubiertos”
“Diez Demostraciones Categóricas sobre la Falsedad del Aserto Münchiano,aún no elaborado, según la décima Apostilla de la página 234 del Tractatus."
“Compendio Universal sobre el significado religioso de las Máculas halladas -post mortem- en las uñas de Santo Tommasso IV, Papa. (Todavía no elegido) – 25 Volúmenes en Cuartetas.”
Y así, sucesivamente.
(Se cuenta que falleció cuando grababa sobre tapas rojas de cuero noble lo siguiente: “Cuatro proposiciones que, de ser ciertas, demostrarían la Falsedad de la Muerte”)
Por supuesto todos los volúmenes aún siguen en blanco, por razones fácilmente adivinables para el lector.
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