Azey IV mira desde la ventanilla de la nave como su planeta se torna de un color rojizo... casi el color de la sangre. Kol VII se aproxima a él, aun con el temor de ver su planeta explotar. Ninguno de los dos dice nada. Simplemente se quedan ahí, viendo el enfermizo espectáculo. Cuentan las historias que la tecnología de las naves de escape en las que ahora se encuentra toda la humanidad, es el resultado de la primera vez que la raza humana tuvo que huir de su planeta. Hambre y guerra llevaron a esos humanos primitivos a escapar... habían consumido casi todos los recursos de aquel planeta al que llamaban Tierra, y después de siglos de conflictos por lo pocos recursos restantes, el planeta no lo soportó mas. Se calentó debido al uso excesivo de las fuentes energéticas de esa era antigua y de un día para otro la humanidad se vió obligada a escapar. Ahora, es la tercera vez que la humanidad busca un planeta el cual colonizar, el cual destruir.
¿Cuál es la naturaleza del hombre?, se pregunta Asey IV mientras la gigante nave que por varios años será su hogar lucha por escapar del campo gravitatorio negativo del planeta agonizante.

Una lágrima escapa de su ojo, mientras grietas que ocupan kilómetros de distancia aparecen en la superficie. En donde un día estuvo su hogar, ahora solo hay lava hirviendo, cenizas y polvo. La lagrima debiera escurrir por su mejilla, pero ya es muy tarde. El planeta explota en miles de pedazos y su lágrima flota en la carente gravedad del frio espacio...