Hacia calor aquel día, de esos que sofocan hasta el mismo diablo, hacia tanto calor que había que cambiarle hielo al congelador cada media hora para evitar que la comida se echara a perder, un calor que derrite, que quema la piel, humedece los huesos, hace crujir las almas y no precisamente las del purgatorio.
Refugiados bajo la sombra de sus casas, de un árbol o una para de bus en la carretera o un sombrita mal puesta por ahí de un poste de alumbrado eléctrico, un baner de publicidad o un carro o camión abandonado; encontramos a niños, mujeres hombres, ancianos e incluso algunos perros, pajaritos y alguna que otra iguana esquiva que disfruta de un baño de brisa fresca.
El sudor era como una capa de piel mas sobre nuestro cuerpo que hacia más pesado el andar de las personas en sus faenas cotidianas, aun al observar desde el automóvil y con el viento forzado soplando sobre nuestros rostros, el calor lograba hacerse sentir en forma de fuego ardiente; reflejo de seto son varias botellas de agua depositadas en la parte trasera del vehiculo, las cuales ya no logran apagar para nada esa sequía interior.
En un alto del camino nos tomamos un tiempo para refrescar nuestras cabezas con un poco de agua fría, fumar un cigarrillo y comer un poco de fruta; un grupo de niños se nos acerco para vendernos mangos maduros y pedirnos una colaboración para su cena de ese día, inocentemente (digo por que no teníamos la más mínima idea que ese dinero no iría directamente para ellos, si no para a sus inescrupulosos padres) compramos $ 2.00 de mangos y le dimos una “cora” a cada uno de los niños.
Al llegar a la carretera principal nos topamos con una de esas “trabazones” de los nuevos y recién inaugurados pasos a desnivel, casi dos horas para llegar a casa, después de un día de trabajo pesado y caluroso sentir la frescura del hogar, sentarse en el cómodo sillón, lavarse la cara y refrescarse con una ducha, prepararse (o en su defecto encontrar preparada) una rica cena y sentarse a ver televisión junto a la familia, dormirse esperando que por la noche San Pedro se apiade de nosotros y nos mande unas gotitas de agua.
Vocabulario aclaratorio:
“cora”: veinticinco centavos de dólar, llamado quarter o cora como la bautizaron nuestros hermanos MEXICAS.
“trabazón”: embotellamiento de trafico, en cualquier parte del mundo se da eso.
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