Los sumbidos del aire derriten las neuronas blancas de mi inconsciente.
Una marea densa y gris me consume lentamente inmovilizando mis miembros.
Mi respiracion se dificulta bajo la sombra que confunde mi imagen con el aroma
neutron de mi espiral, mientras que mi mente se expande en una neurosis difusa,
donde los recuerdos paracen como fichas lanzadas al disturbio de mi razon.
La sangre de mis venas se vuelve pesada, su circulacion se detiene en los laberintos
fisicos de mi vuelo pasando de la realidad a la locura existencial de mis suenos.
Los objetos que me rodean se mezclan, se difunden en una nebulosa vision,
las lineas y los contornos que definen los rasgos se fusionan con el alrededor.
Abro mis inquietantes ojos aunque mis parpados esten caidos, toco mi sudada
piel sientiendo el olor en los poros de mi pegajosa transpiracion, me humedezco.
El contexto de este suburbio se torna gris y oscuro, me esfuerzo en negar
las alucinaciones que enganan mi consistencia, hasta que mis alas se despreden de mi espalda y mi alma escapa aullando sin sentido a los ecos de lo incomprensible.
Me consumo en la materia, me vuelvo nada, me vuelvo polvo, me desvanezco,
mientras que el misterio de mi existencia caduca en este profundo y amargo suspiro