El presente venezolano proviene de su pasado colonial.
La situación colonial se describe en pocas palabras: un sector opresor-privilegiado vive a costa de otro sector oprimido. Estamos hablando entonces de amos y esclavos. Entre el amo y el esclavo existe otro ser vinculante: el capataz.
El capataz protege al amo del esclavo y oprime al esclavo en beneficio del amo.
Esta era la situación colonial venezolana, su dinámica social.
El presente venezolano proviene de su pasado.
No es con los libertadores venezolanos con quienes nos debemos identificar como sociedad, Bolívar, Miranda, Sucre, ellos fueron excepciones excepcionales (valga la redundancia). Para comprendernos a nosotros mismos como sociedad debemos identificarnos con nuestro pasado colonial y su dinámica (la misma dinámica que se tragó las intenciones de nuestros libertadores). Sólo viéndonos en el reflejo de nuestro pasado colonial, en su dinámica y no en sus excepciones, es que podremos corregir los errores de la dinámica presente, si es que realmente deseamos transcender como sociedad.
El amo continúa siendo el amo y es todo un sector (pequeño en número) de la sociedad. A la vez es un sector que imprime su rostro y tipo racial de manera publicitaria como deseando recordarnos que es, a pesar de la historia, aún el amo.
El esclavo se reprodujo en mayor cantidad y es todo un otro sector de la sociedad que vive apartado y marginado de la misma en condiciones igual de paupérrimas que en la época colonial. Sin embargo es una mayoría abrumadora y constantemente se intenta cubrir su rostro en un intento por avergonzarlo y anularle su poder. Es una raza noble maltratada.
El capataz es ahora la policía, en la policía se ha transformado.
La función o la actuación de la policía venezolana no es la de proteger a la población total del país del crimen. La función o la actuación de la policía venezolana es y continúa siendo desde la época colonial la misma que la del capataz: proteger a un sector de la sociedad de otro sector de la sociedad.
En realidad la función de la policía venezolana es la del guardaespaldas.
Debido a que la función de la policía venezolana continúa siendo en nuestra psicología la de conservar la dinámica Amo–Capataz–Esclavo históricamente heredada y aún no trasformada a pesar de un intento de revolución, no hay verdadera protección contra el crimen en la sociedad venezolana. Me explico: ambos sectores de la sociedad venezolana están separados, totalmente alienados uno del otro. No se protege a ningún sector de los males que puede haber en sí mismo, de ahí que abunda, por ejemplo, una cantidad enorme de asesinatos en los barrios marginales (pareciera que esta no es la preocupación de la policía). El otro sector también posee sus crímenes y es impune (no es función de la policía inmiscuirse en los asuntos del amo), tráfico de drogas y otros más. Si la policía está obligada a inmiscuirse en los asuntos del amo lo hace de muy mala gana, tímidamente y gustosamente acepta sobornos para olvidar el asunto.
En nuestra psicología la única unción de la policía consiste en proteger a un sector del otro.
Como prueba de esto vale hacer notar que una de las preocupaciones primordiales de nuestra policía consiste en evitar que se violen los espacios de cada sector por parte de personas de otro sector.
Como nuestra herencia cultural es la colonia y no nuestros héroes (a pesar de la propaganda) toda irrupción de un ser de un sector dentro del otro es sospechosa. Definitivamente: un blanco bien vestido – (un “catire”) - en un sector marginal (en la psicología policial y en la nuestra) es un comprador de droga. Y un “marginal” – (un “mono” o un “niche”) – en un sector fuera del suyo propio es un ladrón o un “malandro”.
Perseguir a los drogadictos y a los ladrones es la función de la policía – esto pareciera, superficialmente – en realidad a quienes llaman “drogadictos” y “ladrones” es a quienes se salen de sus espacios particulares.
No hay espacios comunes. Toda posibilidad de un espacio común se hace imposible en nuestra sociedad. El único espacio común que los venezolanos podemos compartir sin hacernos sospechosos es la televisión. Por esta razón lo común es que toda la sociedad venezolana esté encerrada en sus casas viendo televisión cuando no está en sus lugares de trabajo (fuera de este triste hábito venezolano sólo cabe la sospecha – y se criminaliza a quienes se salgan de este hábito).
Ni siquiera la noche es nuestra; el capataz (mantenedor de un orden social) sospecha de todo individuo o individuos que caminan de noche, que toman la noche para sí. Caminar de noche está prohibido en Caracas y si de noche andas en carro el capataz te matraca, derecho ligero permitido al capataz sobre los hijos perdidos del amo.
Así que la función de la policía venezolana no consiste, ni nunca ha consistido en combatir el crimen, sino en mantener el orden social.
…
(Por supuesto, el capataz, debido a su educación especial avalada por todos nosotros como sociedad - ¿Recuerdan cuando todos estábamos orgullosos de que la policía le cortara el cabello a los tipos que lo tuvieran largo y arrojaran “niches” asesinados por ellos mismos al río Guaire, en cumplimiento de lo que era para nosotros su función social? “Mantener la ciudad limpia”. Nadie nunca marchó por ello. Sólo marchan cuando se dan cuenta de que nuestra mascota le tomó un gusto incontrolable por la sangre; sólo entonces se siente el miedo – repito: debido a la educación que nosotros como sociedad les hemos dado, siempre trabajarán para el amo que mejor les pague y proteja.
Y, si nuestras mascotas pueden pagarse a ellas mismas mediante actividades “especiales” pues lo harán. Satisfacen así su gusto por la sangre y el dinero y se vuelven entonces en un ente independiente capaz de satisfacerse sin necesidad de lamerle la mano al amo más.)
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