Olor a humedad en las sienes y dos gotas de rocío en la nariz,  
la respiración vaporosa añade romanticismo a la escena. 
 
El polvo que ayer  irritara mis ojos, ya no es más 
 
La lluvia de verano se apoderó de las calles, mientras  sonámbulos y entumecidas las extremidades, 
continuamos en camino. 
¿Dónde estas, justo ahora, en que el silencio matutino recuerda las sábanas cálidas que dejara atrás? 
 
Quisiera volver, y continuar con aquel sueño de tormentas en que, junto a ti, atravesara bosques y parajes inmensos. 
 
Esta tarde, después de una soñada realidad de lluvias veraniegas, 
estarás ahí, a la espera de este romance, como siempre, como cada tarde,  
mi querida, mi amada, de silenciosa mirada, de translúcidas palabras, 
 
Tú, mi amante imaginaria. 
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