Las ideas dan tantas vueltas en la cabeza, y te quedas pensando lo simple que son, lo poéticas que pueden parecer las imágenes que a partir de ellas se construyen pero de tan simples, crees que ya todos las vieron iguales y que no es mucho lo que puedes aportar, que de todas maneras la belleza que lograrás transmitir nunca alcanzará la belleza melancólica que estás viendo dentro de ti, estás viendo una película pero como no sabes nada de cine no pasará de ahí.
Toda tu vida te parece pura poesía: vagar por el mundo en la búsqueda de algo que sabes que es muy probable que no encuentres, pero aún así no puedes parar de buscar y cada parada, cada banco en el que te sientas te da fuerzas para seguir y te ayuda a formarte una idea más compleja cada vez de lo que buscas, trayendo esto consigo que sea más y más difícil llegar a una meta, la meta se convierte en el camino en sí mismo… el Camino, un camino eterno, la búsqueda eterna.
Pero trabajar, comer, cepillarte los dientes, cosas que hay que hacer cada día, te sacan de ese mundo de belleza triste en el que te sumerges, te das cuenta de que no puedes vivir de la belleza, que se acabó la época de los filósofos que dormían en barriles y escritores que morían de tuberculosis; pero no te das, no te quieres dar cuenta, de que tal vez se acabó también la búsqueda hace tiempo, que solo te queda la idea… |