Miércoles.



Hoy lo extraño muchísimo.

La mañana esta llorando finamente su muerte.

La niebla baja, aún cubre los campos callados.

La brisa se asoma cada tanto,

Remueve las gotas amontonadas
en las esquinas de las hojas.

Y el, no esta.

El verde ya es distancia.

Amarillo es el horizonte que divisan mis ojos.

Cada tanto un soplo de rojo se mete en mis pupilas.

La hiedra da el toque mágico con su color de fuego.

El canto distante de un pájaro, distrae mis pensamientos, me concentro en el y desaparece.

Silencio.

Los horneros juegan a los gritos en el barro inventado por el rocío.

El ventanal, espejo de las sombras que murieron me trae su imagen.

Me doy cuenta que jamás se asomo por el.

El gato maúlla pidiendo entrar.

La casa duerme.

Encierra sueños, atrapa sueños.

Frente la maquina trato de liberar sentimientos.

Imagino senderos trazados con nuestras pisadas.

Fina hierba en el prado que nos contenga.

Sauces llorones enrulados y eléctricos,
acariciándonos en su vaivén.

El agua del lago, se espeja con tanto silencio.

Todo esta tan quieto. Nada se mueve.

Pero, algo se sacude en mi interior,

es el galope atolondrado del corazón.

Que herido, busca consuelo en las cosas que relatan mis miradas.

El corazón. Que cobijó y encierra sueños,

Que se resiste al olvido.

Que vive de recuerdos y añoranzas.

El que se gasto de tanta tristeza.

Que agoto sus latidos nombrándolo.

El corazón, mi corazón,

Herido de muerte sin una justa razón,

mas que el amor.

Amor que lleva un nombre,

y no es el que me llama a mi.



L. ®
05-04-06