Estaba en la plenitud del ocio, distendido, frente a la TV, mirando nada, ni escuchaba los sonidos. Domingo, entrando la noche, con la acidez del lunes venidero, el rutinario principio de semana, sin feriado intermedio. Mi mujer había salido con su vieja amiga reencontrada. Fueron solas, me ofrecieron que las acompañara, pude zafar, con la jaqueca, esa que tengo siempre a mano, por las dudas.
Sonó el teléfono, era ella, me comentó haber decidido ir al cine y llegaría a medianoche. Me fui para la heladera a buscar algún alimento ligero, y volver a la cama y verme el partido de fútbol como lo hago todos los domingos.
Me despertó, era las dos de la mañana. La miré, tenía cara de muy agotada, me lo ratificó, según sus pocas palabras el reencuentro había sido laxo, se aburrió en extremo.
A la mañana siguiente mientras iba a la oficina me quedó esa palabra que pronunciara la noche anterior “laxo” Me llamó la atención ese vocabulario en una mujer como la mía, sencilla, sin mayores inquietudes literarias, trabaja de administrativa en un negocio de importación muchas horas, le pagan muy bien, gana el doble de mi ingreso. Fue una sensación extraña la que tuve, el pequeño escalofrío. La verdad nunca hemos tenido sospechas de cosas raras, ella me viene bien, es tranquila, además del trabajo, los sábados a la mañana sale a correr, luego se va a la peluquería, al mediodía almorzamos en algún boliche y vamos al cine. Los domingos lo dedico a ver fútbol, mí gran pasión. Antes iba a ver a Boca, ya no, complicado.
No tenemos hijos, fue una decisión compartida. Unos cuantos amigos, de vez en cuando un asadito, nos juntamos los de siempre, compañeros de colegio, una barra macanuda. Las vacaciones a Mar del Plata en Febrero, la primara quincena. Hace años ya el Jefe de ella nos lo presta sin cobrarnos nada. Un genio el Jefe de mi mujer.Ya son quince años de una convivencia casi perfecta, digo casi, ya que ahora tiene en la cabeza cambiar el departamento e irnos a vivir a la zona de Palermo. Me quiere sacar de Villa Urquiza barrio donde nací y vive toda la barra.
Todo está bien pero esa palabra “laxo” me siguió dando vuelta y es tan así, me fui al diccionario a buscar su significado, me quedé sorprendido: 1ª acepción: flojo, aburrido. 2ª acepción: “moral relajada, libre o poco sana” A la noche cuando llegó le pedí me explicara qué me había querido decir con el encuentro laxo. Me contestó: aburrida, tonta que se yo–– La espontaneidad de mi esposa me borró cualquier sospecha y todo siguió como siempre.
Nos acabamos de separar, muy duro, pero de mutuo acuerdo. El asunto fue que mi mujer empezó a frecuentar cada vez más a su amiga. Entre a sospechar; el otro día la fui a buscar a la oficina para darle una sorpresa, la cosa fue al revés, al momento que llegaba, ella se iba abrazada con el jefecito. Lo que terminó destrozando esta unión es que para ver si componíamos nuestra relación fuimos un mes al psicólogo, el cual me dio como diagnóstico final: su señora sufre de LAXOMANÍA
En fin, por suerte mi fina observación y mi afán de investigar, me llevó a descubrir la infidelidad de mi mujer. SOY UN GRANDE ¡VIVA BOCA!
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